Cierto, la vida se hace en momentos…


Blog escrito por: Laura de Lunne

Enero 1° 2013

TERCER ESCRITO:

Somos la única chispa de luz, con vida propia, avancemos sin temor,

Hasta mañana!


sábado, 14 de diciembre de 2013

EL UNIVERSO SONRÍE



Hablar de la soledad, de mi soledad me fue difícil. Yo no quería aceptar que sentía soledad, pero al entrar en su sentir, también entré en su respuesta. Supongo que eso debe ser parte de la naturaleza de la verdad. De decirnos la verdad. De tratar de vivir en la verdad. Al menos, en nuestra verdad, que se va configurando, cambiando o modificando a veces a medida que entendemos mejor las cosas, la vida.
Ciertamente sé que la verdad ES y ya, (un valor inmutable), solo que creo que en nuestra existencia, con ese velo de soberbia que aprendimos no sé cuándo, es muy difícil aceptar la verdad. Porque ello implica darme cuenta de las mentiras que digo, de los errores que cometo y de los cuales no me disculpo sino al contrario, culpo a otros (sé que es el miedo a la respuesta de castigo de nuestra sociedad, que no comprende y a veces no le interesa comprender las causas y los motivos).
Los que dicen que cada falta y error de otro es nuestra falta y error, nos ponen en una situación mortal. Dios!, tener que necesitar darme cuenta de que somos una misma familia, descendientes unos de otros, todos con la misma cadena de Ácido ribonucleico y demás… Tan obvio y tan olvidado.
Si pudiéramos ver al menos algunas pequeñas verdades nuestras e ir poco a poco caminando por ese sendero que es firme porque es cierto, es el camino en búsqueda de la verdad…
Si lograra decirme a mí misma los errores cometidos, al menos  a pequeñísima escala, como el no agradecer a ese vecino que varias veces ha venido a traerme la correspondencia que dejaron en su casa por error, o que me ha avisado que dejé las luces del carro encendidas, que subió a la banqueta el bote de la basura que dejaron ahí al pasar el camión recolector… así de pequeñas cosas, solo esas.
Si hiciera eso, ¿Que sucedería? Dicen que al agradecer, el universo sonríe porque dice: hala! Qué bien!, estás agradeciendo mi labor, veo que eres feliz en el mundo que te creé, que gusto me da, pues ahí te van más cosas buenas, sigue igual de feliz que eso me ha hecho feliz a mí al ver que mi trabajo está bien hecho contigo…
Los estudiosos le llaman empatía –a ése buen contacto mío contigo-  y agregan que la empatía es lo contrario al odio; que la empatía es el paso previo a la armonía, al amor… y que el amor/armonía todo lo puede, como guiarme hacia la felicidad...

Laura De Lunne les desea FELIZ NAVIDAD y FELIZ AÑO 2014!
Hasta la próxima Temporada de misideasparai

domingo, 8 de diciembre de 2013

SIN MIEDO A SER FELIZ



Una de mis preguntas más ocultas es: Como vivir la soledad
Hoy me he dado una respuesta, que he leído muchas veces pero no entendía. Se trata de recordar algún momento del cual te des cuenta que fuiste tan feliz o dichoso que ese espacio de tiempo, grande o pequeño sigue ahí, en tu memoria, con todas sus imágenes, sonidos, colores, sentires, tanto  que si quieres, puedes volver a vivir ese momento en tu recuerdo; y  enseguida, agradecer a la vida haberlo tenido y volver a agradecer el poder recordarlo, re-vivirlo y  disfrutarlo. Incluso tomar -con tu imaginación- un poco de tierra limpia de ese lugar y esparcirlo en el lugar en donde te encuentres…
Ahora sé que sí es cierto: recordar es vivir.
Sobre todo porque el tiempo no existe. Es solo una necesidad creada para distinguir las experiencias a medida que vamos viviéndolas; eso es lo que  yo entiendo de lo que he podido captar de Einstein y de escuchar un video en YouTube de Saint Germain. Así que puedo trasladarme a esos momentos o segundos en mi vida en que alguien me quiso y le quise, quizás luego ese amor/amistad se acabó… pero tuve un tiempo de verdadero sentimiento cordial, compartido, que aún me hace feliz y me incentiva a buscar otro momento igual. … y záz de repente, la soledad se ha ido.  !Asombroso! Tengo interés en otros seres humanos, quiero buscar su compañía. Ellos, igual que yo, quizás también están, rumiando su soledad, habiendo  olvidado que un breve contacto humano sincero nos puede hacer felices.
Les escribo ahora mismo, les llamo, les digo que quiero verles que quiero ser otra vez su amiga o ser una nueva amiga  y empiezo a darle sentido nuevamente a mi tiempo, empiezo a abandonar mi soledad… dejo en el pasado el MIEDO A SER FELIZ; lauradelunne@gmail.com

jueves, 5 de diciembre de 2013

COMPRENDER ES MEJOR QUE TOLERAR

Volando voy...


Ante el sufrimiento, pienso que,

Comprender es mejor que tolerar; ante el primer acto antes dicho no necesitas ejercitar el perdón ante la falta, ni la felicitación ante lo heroico, solo te das cuenta de que aquello que miras, sientes, experimentas: es.

Lo que es, es.

Tolerar es aceptar aquello que sucede aunque no estés de acuerdo; es acallar la rebeldía y la lucha en contra de eso que sucede, por encontrar o creer que al acallar/aceptar vas a tener paz.

Lo que no te es posible aceptar (porque te has dado cuenta de que no es lo adecuado para ti), al sostenerlo en tu vida, te desgasta.

Cuando comprendes, no hay lucha contigo mismo, porque  te das cuenta de que aquello que se manifiesta, de que aquello que está ahí, de que aquello: ES. Puedes aceptarlo para estar cerca de eso o no. Puedes irte de ahí y dejarlo y lo que ES, persiste, porque es su derecho a ser lo que ES o ha decidido ser. Como también es tu derecho a quedarte cerca de eso que ES lo que es, o irte y dejarlo; dejarlo ser. Y tú, buscar ser tú mismo, porque en la libertad creces, te encuentras a ti mismo y vives tu vida, eres tú también un ser que Es.

Cuando encuentras en la vida aquello que no aceptas y lo dejas que siga en su camino de ser lo que es, es posible que hayas llegado a la trascendencia de tu ser y puedas comprenderlo, dejarlo ser, pero no tener que tolerarlo y desgastarte.

Viajarás así libremente sobre el viento alimentándote de sol, nubes y estrellas, que al fin y al cabo, eres polvo de ellas.



lunes, 2 de diciembre de 2013

QUIEN MÁS QUIERES, ES QUIEN TE HACE SUFRIR




Quien más quieres, es quien te hace sufrir.
Esa persona a quien más quieres quizás tenga o no intención de hacerte sufrir, lo que sucede es que esas palabras o conductas que te hieren, entran directo a tu corazón porque a esa persona no le has puesto filtros para entrar en él. Como dicen, “tiene la llave de tu corazón”. Te has entregado a su amistad o cariño. Le has confiado una gran parte de ti mismo dándole facilidad y sinceridad en el trato como amigos o seres queridos. Creíste que no podría decepcionarte en esa muestra de confianza en la entrega de tu amistad.
Pero sufres. Y después del shock y la inmovilidad (o a veces la reacción violenta) empiezas a darte cuenta y a pensar “Apenas lo puedo creer, yo, que le di toda mi confianza…”
Y ante estos pensamientos es cuando llega el recuerdo de las enseñanzas que no has querido aprender:
El Desapego.
El darte cuenta de que no eres lo que otro piensa de ti.
Y que las oportunidades de aprender y superarte se presentan ante ti y puedes humildemente reconocerte en el señalamiento que han hecho de ti o puedes darte cuenta de que están equivocados al emitir en tu contra juicios o manifestar conductas que no debieran ser y entonces podrás conservar la tranquilidad y la paz porque estarás confiado en que los calificativos que te hirieron no te describen a ti y que las conductas que te mostraron fueron erróneas, pues tú no eres a quienes ellos juzgaron. Y puedes así seguir tu camino con tranquilidad y quizás apartado de ellos, los que no te conocen, porque cuando tú evolucionas habrá algunas personas con las que ya no sintonizarás porque tu frecuencia ahora es distinta. Has trascendido y por lo tanto, se acercará a ti otra gente de tu misma frecuencia con quien podrás volver a convivir.
Por eso dice Rene Mey: “Entiendo cada vez más, que cuando quieres aprender, recibes las pruebas exactas para permitirte avanzar, crecer, éstas pruebas nos permiten medir nuestras capacidades de análisis hacia el bien, hacia el mal. Pero que difícil a veces es vivirlas…”

viernes, 29 de noviembre de 2013

PORQUÉ QUIERE UNO TENER HIJOS?




Porqué quiere uno tener hijos?
Pienso que uno cree que va a crear un ser parecido a uno mismo, alguien a quien querer y que nos va a dar un amor sin condiciones, puesto que nosotros lo quisimos en esta vida y consecuentemente lo engendramos.

 Me decía a mí misma, que al creer como creo, que existe una Fuerza Creadora, un Gran Espíritu que nos dio la oportunidad de la experiencia de la vida, que nos vitalizó con un soplo de energía de sí misma, de esa misma fuerza creadora, ¿Cuál puede haber sido su propósito?

 Digo que en su dimensión -por encontrar una palabra para decirlo-, quiso crear seres que lo amáramos como ELLO nos amó y ama puesto que nos ha creado y sostiene nuestro universo.

Nadie va a crear algo que le dañe o  alguien que no le quiera…

Además al dar vida a nuestros hijos tenemos la ilusión de pensar en qué es, lo que ese hijo nuestro va a ser “de grande”, estamos ya enorgulleciéndonos de lo que va a aportar al mundo; sí, también hay quienes crecen formados en la idea de cómo explotar a los demás, es la dualidad de este mundo imperfecto, en el que estamos de paso…   seguro que a ellos se les olvida cual es la verdadera búsqueda en nuestra vida, se conforman con comprar “cosas” en lugar de explorar el universo de cosas, lo cual se puede lograr al descubrir nuestras potencialidades, al expandir nuestro espíritu, al darnos cuenta de nuestra condición divina y de que somos dueños de nuestro destino.

Ciertamente, estamos viviendo tiempos en que  recibimos la luz pura emanada de cierta región de nuestra galaxia (fotones desde Alción), la cual podemos tomar para purificar y acrecentar nuestro ADN hasta el total de filamentos con los que originalmente hemos sido creados, no solo los dos filamentos de nuestro actual ADN que nos dejaron conservar los que nos manipularon genéticamente y que ha llegado el fin de esa nefasta acción, porque el universo nos envía la energía luminosa para ello a través de la luz pura, de los fotones que llegan desde Alción.  


Recuperemos nuestra herencia, nuestro ADN completo, ¿Cómo?  Yo sé  y creo que, empezando por querer hacerlo y  el camino para lograrlo se presentará ante nosotros. 

jueves, 28 de noviembre de 2013

LAS COMIDAS TÍPICAS DE NAVIDAD ENTRE LA GENTE DE MI TIERRA

Tamales


De las comidas típicas de Navidad entre la gente de mi tierra, en el norte de México, recuerdo los tamales con café, el champurrado, los buñuelos,  las hojarascas. Los tamales de dulce de biznaga con pasas de uva; el atole  o champurrado de masa de maíz con canela y cocoa y los buñuelos con sabor a naranja…
Los días previos a la navidad era frecuente que llamaran a la puerta de casa y  llegara alguna vecina con tamales porque ese día los había preparado  para su familia  y hacían tantos que compartían con sus vecinos.
La comida típica era la fritada de cabrito, que se preparaba en el patio de casa en donde en un espacio de tierra limpio (se le ponía una gran lámina encima cuando no se usaba) se colocaba un tripié de fierro que recibía el calor de leños de mezquite, sobre él se ponía un cazo de cobre en el cual se preparaba la fritada, generalmente por los hombres de la casa. Decía papá que darle vuelta al guisado en el cazo era pesado y que era más fácil para la fuerza de un hombre quien lo hacía con una especie de pala de madera  de un metro de largo que en su base tenía la forma de una cuchara cuadrada.
Hacer el dulce de biznaga o de calabaza para esos días era más difícil, sobre todo porque la biznaga debían traerla de Sierra Mojada o  de Santa Gertrudis en el Estado de Coahuila y su preparación implicaba cierto remojo en agua con algo de cal previo a su cocimiento de larga duración también hecho sobre fuego de mezquites y condimentado con anís.
Creo que lo que le dio buen sabor a mis recuerdos de la niñez fue la convivencia de la familia  con los amigos y vecinos, ellos eran realmente quienes alegraban aquellos días de armonía, del placer de saborear aquella comida que siendo sencilla nos nutría el alma y el cuerpo. Sobre todo porque no sentíamos el compromiso de gastar en los restaurantes; tampoco había necesidad de comprar regalos en las supertiendas o boutiques porque para esas fechas ya estaban elaborados los gorros tejidos con hilos de lana, las bufandas y las/los más hacendosas/os hacían incluso guantes, calcetines y lo más hermoso: Colchonetas rellenas de lana cardada, para regalos de nuestros seres queridos.
No obstante, previo a la Navidad íbamos dándole forma a un deseo, a la ilusión de recibir un regalo, esperábamos la navidad y soñábamos; como fue el caso de Alejandrina una chica ayudante de cocina, quien un 25 de diciembre fue muy contenta a comentarme a casa que había encontrado en la calle un billete de 500 pesos, (equivalente a lo que ahora se puede decir 2000 pesos mexicanos) y que al menos durante ese día soñó con las cosas que iba a comprar y a hacer con su pequeño  tesoro.  No fue el único, al menos supimos de dos personas más, Don Fulgencio quien era albañil y Paco, un chico que llevaba las tortillas a domicilio.
 Así durante varios años, por navidad, en las márgenes de los pueblos de esa región, ya sea en un pueblo  o en otro, alguien encontraba billetes el 25 de diciembre, hasta que un 25 de diciembre, seguro que ya no estuvo más en esta tierra ese benefactor que “perdía” billetes de alta denominación los días de navidad.


miércoles, 20 de noviembre de 2013

CUANDO UNO BUSCA, ENCUENTRA

Camino a Sierra de la Huasteca en Nuevo León
México

Cuando uno busca, encuentra.
Es difícil borrar de mi mente todas las prohibiciones acerca de creer que si busco, con mi verdadero sentir en mi corazón, encuentro.
Son todos los años de mi vida, o casi todos en los que me han adoctrinado acerca de que “espere con resignación lo que Dios quiera” dando a entender que no pida aquello que necesito y/o quiero.
Es la manipulación de la verdad, la verdad a medias, porque sé que es cierto que dentro del Plan Divino o Destino hay un camino a recorrer, pero si yo no entro dentro de mí misma para saber cuáles son mis pensamientos y necesidades en este mismo momento, y los pido, no podré conocerme y por lo tanto no podría conocer acerca de mi camino a recorrer en este mundo de aprendizaje y trascendencia.
Es tan maravilloso vivir como ir a una nueva escuela o universidad, o a un nuevo trabajo o actividad, a conocer todo aquello que otros semejantes han creado y construido;  esos otros que se han adentrado en sí mismos para darse cuenta de tantas formas de entender el camino de la vida y lo han puesto por escrito, porque no todos pueden o podemos en ciertos momentos de vida (uno va teniendo más poder de hacer, a medida que crece en su Ser, a medida que trasciende) leer el pensamiento de otros o intuir por nosotros mismos el conocimiento.
Porque el conocimiento está en nuestro entorno, por lógica, si nos han creado y estamos en la experiencia de vida, también están las herramientas/conocimientos que necesitamos para vivir esa vida. Hay quienes escriben acerca de la manipulación genética que sufrimos los seres humanos, que nos han constreñido a vivir en la matrix privándonos de darnos cuenta y ejercer todo nuestro potencial de origen, dicha manipulación fue ejecutada por otros seres que nos sometieron para esclavizarnos para fines que les fueron personales, entre los cuales, además de del trabajo de fuerza física, destaca la manipulación de nuestros sentimientos, porque ellos aprovechan la energía que emana de nosotros por esa manipulación ya que esos seres, están capacitados para aprovecharla en sus vidas.
De ahí la creación (tv sobretodo) de las historias de terror o de llanto, porque al salir nuestros sentimientos “desbocados” esos seres aprovechan la energía fuertemente emanada por nosotros. Imaginemos que no exhalamos esa energía sin sentido, ¿Que pasaría? Que si fuéramos conscientes de ello y pudiéramos/quisiéramos controlar esa emanación sin sentido, ficticia, provocada (de nuestros sentimientos), podríamos utilizar nuestra energía para disfrutar de la felicidad de vivir, aprender y evolucionar.
Somos completos, somos divinos, dentro de nosotros está el conocimiento de lo que creamos. ¿Por qué utilizar el teléfono si tenemos pensamiento? Lo que hemos creado está dentro de nosotros, sino, ¿Cómo podríamos crearlo? Surge de nuestra intuición, en cierto momento alguien se da cuenta de “eso” de “algo” y busca una forma material para ese conocimiento, aunque podríamos solo activarlo dentro de nosotros mismos… Es tan invención nuestra como el uso de la dura y fría cuchara metálica para llevar la comida a la boca en vez de una hoja de alguna rica planta nutritiva o nuestros dedos limpios (algún tipo de comida que es posible) que además depositan a nuestro sistema biológico el hidrógeno que emana de nuestro cuerpo a través de una de sus terminales, los dedos.
Sí busco, pido y encuentro. Lo primero, el gusto por vivir, la felicidad de estar sin fardos a mi espalda cargando el mundo, sino la tranquila vista del camino que recorro maravillándome de cada brizna de lluvia que cae sobre mi rostro, respirando el aire fresco de algún parque y tomando una sencilla taza de atole de maíz con gorditas de harina con canela y queso.

sábado, 16 de noviembre de 2013

QUE TU MANO IZQUIERDA NO SEPA…



A veces sufrimos al no recibir algo de lo esperado, de eso que uno cree que debería recibir a cambio de lo que da.
¿Es ese sufrimiento un problema que ocasiona aquel a quien estamos dando y del cual queremos o esperamos recibir algo a cambio? O es que no hemos seguido la regla de oro que dice: “Que tu mano izquierda no sepa, lo que da tu mano derecha”
Recibimos diariamente aire, luz, un suelo sobre el cual caminar, el sonido de los pájaros. Acaso “ALGUIEN” nos dice: Te estoy dando una vida en este mundo, ¡Dame algo a cambio!
¿Quién es más feliz ante el acto de DAR? El que da, entrega parte de sí mismo, tiene abundancia de lo que da. Entrega aquello de más con lo cual ha sido bendecido/beneficiado. No me refiero a esa persona pobre de espíritu que da trapos viejos o muebles rotos, que seguro está dando lo que realmente tiene, me refiero a esa persona colmada de dones y bendiciones que comparte, que da, aquello que tiene de más y que al entregarlo, vacía su arca para que sea nuevamente llenada por EL SER, que todo lo da cuando te das cuenta que eres su creación, parte de él mismo y por tanto dueño y poseedor de todo lo que ese SER ha creado.
Tienes todo, solo date cuenta y pídelo, aunque creas en una u otra religión o camino; no se necesita de rituales, veladoras o inciensos, solo de tu silencio interior y un deseo ferviente de comunicarte con tu Creador, porque “Cuando rezas el cielo te escucha, cuando meditas tu escuchas al cielo” ¿Quién tiene más que decir?

jueves, 14 de noviembre de 2013

MIS AMIGOS




Estos días he tenido suerte, he hecho tres grandes amigos.
David, comimos juntos en una mesa de un Burger en una Plaza Céntrica de Monterrey y me dijo, a mí me gusta mucho la salsa cátsup con las papas fritas y a ti? Y su conversación fue una maravilla porque disfruté tanto de las papas con cátsup como pocas veces. Antes de irse, con su mamá y su hermanita me dijo ¿Puedo ir a tu casa a jugar contigo? Le dije que sí y le di mi dirección y agregó: Tienes hijos que tengan juguetes para jugar?
Días después en la Clínica de mi Universidad, mientras esperaba con esa resignada tranquilidad que precede a la consulta al Dentista, se sentó a un lado mío Clarissa y empezamos a platicar de su hermanito pequeño que frente a nosotros y a un lado de su mamá jugaba estirándose como preciosa melcocha; me comentó Clarissa que estaba guardando dinero y me mostró un marranito de plástico color rosa, agregando ¿Tienes dinero? Saqué unas monedas y se las mostré y me dijo, guárdalas para que juntes muchas y cuando ya hayas llenado el marranito, se las envíes a los niños que no tienen comida. Le pedí me dejara poner unas monedas en su marranito pero solo dejó que pusiera una, para que yo comprara primero el marranito y luego guardara las monedas. Acto seguido me preguntó si yo tenía hijos, le dije que sí, que tenía uno, entonces tomó dos monedas de su alcancía y me las dio y me dijo, dile a tu hijo que el también compre un marranito para que haga una alcancía y ponga la otra moneda adentro.
Cuando entré a mi consulta con la dentista, llevaba en la correa del bolso, pegada cuidadosamente alrededor de dicha correa, la etiqueta del refresco que ella estaba tomando; fue uno de esos momentos en que hay un resplandor en tu vida, quizás porque el universo te toma una foto en ese momento de felicidad sin pensamiento. Además me recordó el tiempo cuando mi hijo me pegaba las etiquetas de la fruta y que alguna vez en el aula dando clase me dijo un alumno, Maestra trae pegada al saco una etiqueta…
Y el tercer amigo es Juanito, ya grande pues acaba de cumplir 7 años… quien vino a casa con su mamá y su linda hermana y luego de comer helado y galletas, al irse me dijo, me caes muy bien, y se fue caminando para detenerse súbitamente y decir: más que bien.
Por algo ya Jesús de Nazaret nos decía: Dejen que los niños se acerquen a mí.

sábado, 2 de noviembre de 2013

… como piquete de mosquito!





La desesperanza nos asalta como piquete de mosquito… de repente, esto sucede cuando quieres ayudar a alguien señalándole un camino que ya conoces y has comprobado que es útil y adecuado para esa finalidad que ese “alguien” busca. Resulta que voy a la Carpintería y me dice Juanito quien es ayudante del Carpintero “tengo gripe”, así, sin más comentario y como respuesta a mi saludo. Es ese grito de ayuda que sale accionado por algo más que nuestra voluntad consciente.
Ante tal situación me ofrezco a hablar con un médico amigo para que lo consulte por teléfono (dice Juanito que no tiene tiempo de ir a su Consultorio Médico) y concertada la cita para que vía teléfono realice Juanito su consulta voy y le entrego en mano el  número telefónico del médico. Al día siguiente le llamo por teléfono y me dice, ayer iba a llamarle al Médico que usted me ha conseguido, pero al llegar a casa en la noche, vi que olvidé el número de teléfono en la carpintería…
Y ahora recuerdo que leí lo siguiente: “Cuando nos bloqueamos a nosotros mismos, somos los ladrones de nuestra propia vida, de nuestra energía vital”

sábado, 26 de octubre de 2013

DIGNIDAD CON GRACIA





Hoy vi como una simple acción  hace vibrar, cambiar, iluminar, algo en ti...
Venía del supermercado porque es día de frutas y verduras, y al regreso miro el acostumbrado joven en una esquina de semáforo intentando limpiar los vidrios de los coches; se acerca a la hilera de carros que esperábamos el cambio a verde y el primero no le da monedas, yo sigo en la fila, y le llamé al joven limpiador de vidrios diciéndole, no limpie usted el vidrio, solo espere por favor, le daré un dinero y le he dado un billete de 20 pesos (pues estoy aprendiendo a sentirme bien, y recuerdo que ayer escuché en un video de Dyler Tyler llamado “El Poder de la Intención” acerca del cambio que se experimenta en uno mismo ante la generosidad).  El joven lo ha tomado con naturalidad y ha dicho gracias y se ha ido al siguiente coche, lo cual me alivió por esa graciosa dignidad mostrada en su naturalidad sin aspavientos de agradecimiento.
Pero, he aquí el tema, el objeto del tema, la esencia de mi decir... cuando avancé mi coche por el camino, de repente, el cielo se hizo más brillante aunque estaba nublado; y las casas a los lados y los carros al frente eran más claros, más “tranquilos”, tuve un momento como si me hubieran puesto lentes de aumento para ver con más claridad; en ese mismo instante, un taxista a mi lado que había observado el hecho antes narrado, al adelantarme en el camino lo hizo poniendo la direccional y sin entrar violentamente en mi espacio sino con la cautela que los no taxistas normalmente usamos para entrar al otro carril, cosa desacostumbrada en ellos.
Me ha quedado tal alegría de este pequeño acto, que ansío el momento de poder hacer algo así otro día, porque es como si se alimentara algo dentro de mi pecho que me diera una paz en quietud que ahora, todavía, después de varias horas, perdura.


viernes, 18 de octubre de 2013

CUARTO ESCRITO: Soy y Estoy




Hoy es un día de tristeza sin explicación, quizás porque concentra el total de mis tristezas, algunas que conozco y otras que no quiero reconocer. Este sentir me ha llevado a recordar la existencia o no del DESTINO. Creo que existe y que es inmanente a nuestras vidas pero que puede cumplirse por nosotros o no, dependiendo de nuestra aceptación de estar conectados con la Gran Fuerza y por lo tanto, cumpliendo EL GRAN PLAN DIVINO. Reconozco que este Gran Plan ha sido aceptado por mí en algún momento y que estoy en esta dimensión y en este tiempo con mi plena conformidad teniendo conciencia de pulir/trabajar ciertos aspectos de mí misma que he considerado, en algún momento, que deben ser pulidos/trabajados.
Este pensar me ha llevado a la tranquilidad en la aceptación consciente de la existencia de esta Gran Fuerza a la cual me uno y he unido recientemente con el deseo consciente de mi corazón; no solo el pensamiento de que puede ser; sino la certeza vívida y vivida de que existe y está tan cerca de nosotros como nuestra decisión de entrar en contacto con ella. Solo basta quererlo.
Cuando he llegado a esta conclusión, ciertamente, ha caído de mis hombros el enorme fardo que llevaba a cuestas al pensar que tenía que estar decidiendo a cada momento “el destino del mundo”. He podido mirar el ahora. El momento presente. La belleza de estar viva. Me he dado cuenta de la trampa de estar pensando en el futuro o recordando el pasado. Alguien escribió en mi cuaderno hace unos meses: Estar deprimido es vivir en el pasado; ansioso en el futuro; y en paz  en el presente.

viernes, 15 de marzo de 2013

ZAPATOS DE CHAROL CON POLAINAS, SOMBRERO DE BOMBÍN Y BASTÓN





PAPÁ
Capítulo IV, Tercera y última Parte

Poco más queda para hablar de papá; ahora que finalmente lo he recordado se va la remembranza a ocupar tranquilamente un lugar en el cofre dorado de mis recuerdos.
He de agradecerle la libertad en que crecí con su apoyo, aunque hubiera sido en ocasiones lejano. No obstante yo acerqué los caminos, fui a verle al pueblo de  Barroterán en donde era maquinista del Ferrocarril -en esa época de mis casi quince años-, para decirle que quería estudiar una carrera. Estuve haciendo junto a él, el recorrido de su trayecto en su cuidada máquina (aunque no era permitido) y de esa platica también obtuve la audacia y fuerza para realizar mis sueños, porque me dijo  “si Colón atravesó el mar” porque no vas a poder tú hija, irte a estudiar a Saltillo? Yo te apoyaré mientras viva.
Durante siete años viajé en tren, de mi pueblo a la capital del estado para ir a mi Universidad  y viceversa. Era mi forma de vida, mi contacto común  todo lo relativo al ferrocarril.
Las “corridas del tren” -como se llamaban a los trayectos que estaban determinados en las líneas del ferrocarril- en que papá trabajó fueron dos de las más importantes a nivel nacional, las de Piedras Negras-Saltillo y Saltillo-San Luis Potosí. Para viajar como pasajero de Saltillo a San Luis había dos trenes; el “pollero” (no recuerdo el nombre) que salía a media mañana y llegaba a primeras horas de la noche y el Águila Azteca que venía de Laredo rumbo al Distrito Federal y que abordábamos en Saltillo alrededor de la una de la madrugada, lo cual era fatal para mí por la desvelada.
El Maquinista del tren y el Conductor del mismo, eran los jefes máximos de dicho medio de transporte. A veces oía discutir-platicando a papá y mis tres hermanos  todos ferrocarrileros, quién realmente era el jefe del tren; papa me lo explicó así: el Conductor dirige el movimiento del tren (de pasajeros) pero el maquinista es quien echa a andar o no la máquina y lo lleva por su camino, con el cuidado y protección que se requiere, porque aunque el tren tiene sus propias vías y no puede salirse de ellas, hay automovilistas o camioneros que ignoran las señales de los cruceros y es cuando el maquinista debe ir muy alerta. Luego, finalmente con la cabeza girada a un lado me dijo, el jefe del tren es el conductor. Todavía me gusta recordar, que aun haciendo un esfuerzo, me dijo la verdad.
Sí, papá era el maquinista del tren; desde aquel “pasa-carbón” de la máquina de vapor llegó al cargo más alto en el área de transporte que un trabajador llegaba en su época. Lo logró en base a los estudios que realizó para aprender el manejo y cuidado de la compleja máquina diésel, conocimientos que pocos adquirían.  Y desde tener dos mudas de ropa en sus inicios como trabajador del nivel básico, llegó a la elegancia con que vestía en San Luis Potosí  -cuando ya era maquinista del ferrocarril-, donde vivió la Familia por más de diez años.
Sombrero de bombín, zapatos de charol con polainas,  bastón,  mancuernillas y fistol a juego. Fue la época de lectura también,  de aquellos poemas famosos como “GLORIA”, del poeta Salvador Días Mirón que me recitó de memoria mientras conducía su máquina diésel en los caminos de Barroterán, Coahuila:
No intentes convencerme de torpeza
con los delirios de tu mente loca:
mi razón es al par luz y firmeza,
firmeza y luz como el cristal de roca.
... .
A través de este vórtice que crispa,
y ávido de brillar, vuelo o me arrastro,
oruga enamorada de una chispa
o águila seducida por un astro.
… .
¡Deja que me persigan los abyectos!
¡Quiero atraer la envidia aunque me abrume!
La flor en que se posan los insectos
es rica de matiz y de perfume.
… .
¡Depón el ceño y que tu voz me arrulle!
¡Consuela el corazón del que te ama!
Dios dijo al agua del torrente: ¡bulle!;
y al lirio de la margen: ¡embalsama!

¡Confórmate, mujer! Hemos venido
a este valle de lágrimas que abate,
tú, como la paloma, para el nido,
y yo, como el león, para el combate.

Ese fue papá, q.e.p.d.

viernes, 8 de marzo de 2013

“DE TORREÓN A LERDO”



 
Capítulo IV, Segunda Parte

Una mañana que caminé con papá por el pueblo, pasamos por una cantina que estaba en la esquina de Juárez con calle Presidente Carranza y abrió las puertitas batientes y  me llevo de la mano hasta el mostrador del bar diciéndome que no mirara a los cuadros de las mujeres desnudas que había en la cantina (y que no era nada malo, porque el cuerpo humano era bello), y ahí me mostró en lo alto de la pared detrás de la barra, una perforación, y dijo que él la había hecho con su 45, una tarde que festejaba algo con amigos y escuchó “De Torreón a Lerdo”.

Pidió una cerveza y un refresco para mí, ante las protestas del barman que decía que no debía estar ahí una niñita; yo me sentía grande e importante sentada ante la barra de aquel bar; además papá decía que una cerveza se tomaba más a gusto ahí que en casa porque ahí había donde poner “la patita”, sobre una barra metálica que se encontraba en la parte baja, y aunque yo no alcanzaba desde aquellos bancos tan grandes de madera, sí disfrutaba de esa platica de igual a igual ( o de casi-igual según me creía en ese momento).

No fue el único lugar al que fuimos, llegamos con el “peluquero” y ¡ála! me sentó en la silla de la peluquería de asiento rojo y brazos metálicos brillantes y le dijo a Don Isaías, córtale el pelo a la niña, y se salió a la puerta a platicar con alguien. El barbero salió tras él, algo angustiado diciéndole, oye Tadeo no me dejes ahí a la niña, yo soy peluquero no estilista! Y yo? Callada y seria por supuesto! ¿Cómo iba yo a decirle algo a mi “papá-amigo” con el que andaba de “parranda”? Tuve que esperar más de 3 meses a que me creciera el pelo como niña…

Sí, lo conocí y conviví con él, en momentos de calidad más que de cantidad, como ahora lo puedo ver. Y disfruté también de ver el respeto con el que se trataban mi madre y mi padre. Ella era “Lala” para él y mi madre lo llamaba “Don Tadeo” y el último deseo de mi Padre fue que lo llevaran a su casa, con Lala, donde ella lo veló sentada a un lado de su féretro toda esa noche.

Seguro que papá tubo defectos, pero en este recorrido que hago por mi vida, en el privilegio de estarla re-viviendo y re-encontrándome, me doy cuenta que lo que pudo ser amargo, como no verle a diario, se ha convertido ahora en el conocimiento de “así es la vida” y “esto es lo que hubo”. Fue vida, me quedo con los buenos recuerdos que me impulsan a caminar esta tercera parte de vida que he iniciado y ¡adelante!, aprendiendo ahora de las enseñanzas, consejos y comentarios de Carlos Manuel,  Laura Gabriela, Susy, Alejandra,  Lupita, la tocaya Carmen, Lolina, Carlos y más personas que comentan mis escritos.






sábado, 2 de marzo de 2013

PAPÁ






Capítulo IV


Papá se fue de casa dos meses antes de que yo naciera.

Creo que cuando uno no tiene padre, busca uno, trata de encontrarlo o al menos, ver como es un padre; yo vi en una ocasión a un padre bueno, el papá de Rita, una noche que se me hizo tarde jugando en su casa vi al papá que se acostó en una cama de las que se ponían afuera de la casa en verano para dormir y a su lado se acostaron los dos hermanitos de Rita, la mamá y luego ella brincó a la cama y se acostó con todos ellos; los vi y me quedé como si viera el nacimiento del niño Jesús con árbol, esferas y luces de colores incluidos… era maravilloso, era un papá con hijos. Repentinamente la madre de ellos me vio y en tono enojoso me dijo, y tú que haces ahí parada? Vete a tu casa, ya es muy tarde; le contesté  que Rita me había dejado quedarme ahí viendo, porque me gustaba ver a un papá con sus hijos, y en ese momento Rita  me decía que me sentara en la orilla de la cama porque el padre iba a platicarles un cuento, pero la madre me sacó de la casa.

Cuando ese papá murió, le llevé todas las flores de jazmín que había en las macetas de mamá, formando un pequeño ramito de 6 o 7 jazmines, pero la madre de Rita, esposa de aquel señor, las quitó de su ataúd en donde yo las había puesto en una pequeña copita de cristal y las tiró al piso, gritando que yo siempre lo había querido… cierto, apenas tenía 12 años y todavía quería a aquella figura de un papá… que no recuerdo ni como se llamaba.

Supe que mi papá fue un buen hombre, pero no sé qué significaba eso para mi madre que era quien me lo decía. Al parecer un buen hombre era aquel que nunca maltrató a su familia, que apoyó en sus estudios a sus hijos, que les proveyó de alimentos –excepto un corto período de tiempo en que los abandonó-, que era caritativo con los más pobres o más necesitados que él mismo.

Yo hubiera querido que fuera a dejarme a la Escuela, que lo hubiera esperado al regreso de su trabajo, que hubiera calentado las tortillas para que cenara, que hubiera ido a la esquina a comprarle una navaja de rasurar Gillette roja o una brillantina Jockey Club y en un momento de poco dinero, una de marca Palmolive incluso.

Pero no fue así, solo lo veía cada dos o tres meses cuando llegaba a casa con “un mosca” (aprendiz) a su lado ayudándole a cargar un “guajolote” vivo y dos redes de ixtle con verduras, futas, quesos y dulces Larin. Esos días que estaba en casa, ésta se miraba diferente. Estaba muy limpia desde la mañana, con mantel en la mesa para Don Tadeo, toalla limpia en el lavamanos y en general se notaba que algo vibraba ahí.

De las cosas que me dijo, que no recuerdo que hayan sido más de diez ocasiones en mi vida, recuerdo la referente a los dulces Larin, comentando que el costo de la bolsita equivalía a la posible compra de 5 bolsitas de dulces baratos, pero que era mejor saborear pocos buenos que muchos malos.

Se contaban cosas buenas de papá, como aquel invierno que regresó a casa sin su chaqueta/Maquinof, porque se la regaló a alguien que encontró en plena helada, durmiendo en la Estación del Ferrocarril en pura camisa.

Lo que me gustaba tanto a mí, era verlo darle cuerda a su reloj reglamentario de ferrocarrilero, siempre a la misma hora cada noche, pues decía que su vida y la de mucha gente dependían de la exactitud de sus relojes que marcaban la entrada y salida de los trenes, evitando así que pudieran chocar.

También me gustaba ver que regularmente miraba una enorme pala de metal, que estaba en casa, y decía que cuando él había sido “pasa-carbón” en la máquina de vapor del ferrocarril, vivió la etapa más dura de su vida y comentaba como debían alimentar el fuego de aquellas locomotoras que les quemaba el rostro al acercare a vaciar el mineral a su caldera y la diferencia después con la máquina diésel. Esa pala y un reloj de oro de bolsillo -reglamentario de los FFCC NdeM- los conservo en mi casa, al día de hoy.

Siguiente: De Piedras Negras a Saltillo y de Saltillo a San Luis Potosí