Cierto, la vida se hace en momentos…


Blog escrito por: Laura de Lunne

Enero 1° 2013

TERCER ESCRITO:

Somos la única chispa de luz, con vida propia, avancemos sin temor,

Hasta mañana!


lunes, 28 de septiembre de 2015

Esa “tumbadora” como le llama Carlos Castañeda





Me gusta vivir.

Es fascinante explorar este mundo de cotidianidades. Que cual es el motivo de mi regocijo? A ver, veamos.

Hace unos días tuve un contratiempo por cuestiones de trabajo en la remodelación de mi oficina. El trabajador  que la realiza no vino. Y así varios días atrás. Entonces repentinamente me deprimí. Zaz! Se cayó mi ánimo y mi esperanza de vivir una vida feliz en un mundo feliz. Estaba ya recordando otros sucesos de desánimo en los cuales tampoco podía lograr mi cometido en x proyecto. Y así envuelta en esa tristeza de la cual la mitad era ya inducida por mis tristes pensamientos, llegó el llanto por ser yo “tan pobrecita infeliz”. Al darme cuenta de mi llanto, mi otro yo se dijo: Alto!, que pasa? Por algo tan simple como que el trabajador no vino a terminar su trabajo vas a llorar? 

No, no es solo por eso, es que un día me dijeron que…

Y en otra ocasión, otros me hicieron el desaire o tuvieron la mala educación de…

Y así la pequeña pero contundente lista de mis pesares que sentía yo que era irrebatible y la cual me justificaba –al menos eso creía-  la depresión y el llanto.

Al ver tal situación, el yo sensato convino con el yo deprimido:  Ok llora y sigue triste, pierde tu ánimo y reclúyete en ti misma en tu rincón favorito. Vale. Pero sin conceder que esa tristeza sea real, es una tristeza inducida y no existe. Estamos?

Sí le dijo la yo triste, lo sé, solo que no tengo fuerza para evitarlo. 

No se discuta más, ve a dormirte si quieres con la tv encendida sin verla y no salgas de la cama hasta que ésta te fastidie. Llora pero ya no recuerdes sucesos deprimentes de tu vida, harás un esfuerzo y le pedirás a tu Dios que te ayude a recordar sucesos felices y para ayudarte con eso, ála, llévate tu vasito de rompope.

Ok, dijo tímidamente la yo triste.

Ah pero solo una advertencia más, este día puedes estar todo lo triste que quieras pero debes estar consiente que mañana estarás nuevamente feliz, ¿de acuerdo?

Sí contesto la triste ya casi sin ánimo de hablar.

Al siguiente día ya pude reflexionar y darme cuenta de esa “tumbadora” como le llama Carlos Castañeda, de ésa mala vibra que anda por ahí captándonos en nuestros momentos débiles, esos momentos frágiles cuando puede entrar en nosotros para habitarnos y llevarnos a su reino oscuro. Y me dije, hoy recordaré muchos de mis momentos felices y los tendré a la mano. Y haré más momentos felices. Y es tan simple ser feliz, para mi significó ese día ir al Super y comprar una cerveza negra para beberla en mi comida –alguien me dijo que comprara cerveza artesanal que está fermentada normalmente-,  “hamburguesa”  de salmón que encontré preparada para solo cocinar, ensalada de bolsa que adicioné con pepitas de calabaza y ajonjolí tostados y un pastelillo individual de tres leches. Ustedes gustan? 

Nota de LdeL: (Cierto, no olvidé comprar mi Rompope).

lunes, 21 de septiembre de 2015

Hoy lo supe, las abejas tienen mi dirección





Hoy lo supe, las abejas tienen mi dirección. Desde hace dos años viene alguna a visitarme entrando por la puerta de la cocina que da al patio del naranjo japonés. Seguramente al recolectar la miel de los azahares les intriga pensar que habrá dentro de la puerta… si afuera hay un naranjo, dirán, quizás adentro esté algo tan o más jugosamente dulce…

Cuando veo que entra alguna –a hora diferente a la anterior que venía alrededor de las once de la mañana- como ésta a la 4:15 de la tarde, rápidamente me salgo del su área de exploración no sin antes poner un poquito de azúcar en un lado del fregadero con unas gotitas de agua. Espero que beba de esa miel también.

Estoy feliz al ver a la abejita porque encontré hace unos días el cuerpo de otra en la ventana de la recámara de Piro que por ahora está sola, así que nadie vio cuando ella entró y ya no supo salir, sé que creyó que la tela de alambre que cubre la ventana era una salida al exterior… lo sentí mucho, de veras.

Hubo otro gran acontecimiento este día, la mariposa grande color amarillo con negro que vino dos veces antes, llegó de nuevo hoy. La atrajo mi pensamiento o la pensé porque me avisaba que venía. Lo hizo esta tarde también y rápidamente abrí la llave de la manguera del patio para que hubiera agua si ella quería tomar; antes de entrar a casa vi cómo parecía beber de la punta de una rama alguna cosa, quizás néctar de azahar. Y no vino sola, una mariposa chica color amarillo tenue vino también, no sé si con ella o coincidieron aquí o se citaron aquí; Yo lo haría si fuera mariposa porque el patio está cubierto en sus dos lados por árboles, de uno el limón de la vecina y del otro los dos naranjos japonés (que uno de ellos, el nuevo, creímos que era limón colimón) y muchas macetas con árboles y flores.

En esta casa en donde solo vivo yo, por ahora, vienen con frecuencia varios bichitos, pajarillos, pajarracos y palomas. Casi les conozco el modo a cada uno. Por ejemplo, la paloma café llega a media mañana sin sonido alguno y empieza caminar por el patiecito limpio como buscando algún granito de arroz, yo creo que sabe que no hay ninguno aún, pero es su forma de decirme “hola dueña de mi papá palomo que ya murió, ya vine a comer” luego de caminar por el lugar y si no salgo a depositar un montoncito de arroz se sube a la bardita  y me mira, solo eso. Antier me quedé pensando que me enseña a ser paciente.

Lo que me llama la atención de paloma, a la cual le digo pollo (en honor  al nombre usado para todas las mascotas queridas, de cualquier especie) es que no ha traído a otra. No ha pasado la voz. Y eso me recuerda a su papá palomo que cuando le daba de comer poniendo su bocado en la barda, no comía de él inmediatamente sino que se pasaba un rato paseando en el techo desde donde observaba a los pájaros acercarse y a quienes no dejaba comer hasta que llegaba una paloma pequeña (parecida al actual pollo) a la que dejaba comer un poco y luego se acercaba a comer también él. 

Y las libélulas? Ah! Esa es otra historia para la próxima semana…

Gracias por esperarme y  volver a leerme, mi corazón no percibía nada, hasta ahora de nuevo que llega tan tranquilo a hacerse presente, pero que bueno que ya regresó.