Cierto, la vida se hace en momentos…


Blog escrito por: Laura de Lunne

Enero 1° 2013

TERCER ESCRITO:

Somos la única chispa de luz, con vida propia, avancemos sin temor,

Hasta mañana!


domingo, 15 de mayo de 2016

Damos, pero exigimos consciente o inconscientemente que nos lo agradezcan?



El problema –si es que hay uno- del Dar es que siempre consciente o inconscientemente esperamos que nos den las gracias o nos sean recíprocos. Pocos ha de haber seguramente que dan por amor al servicio de ayudar o beneficiar. Dan porque simplemente es un DEBER moral, es una obligación contraída entre mí  y mi yo mismo que se da cuenta que debe ayudar al otro porque en la realidad no hay “el otro” sino yo mismo ramificado. Solo hay yo, ese ser necesitado que a la vuelta de la esquina estará pidiendo algo, compañía, comprensión, empatía, dinero, pan… es lo mismo. Necesidad.

La ira y desazón que nos invade hasta llegar a la injuria en ocasiones, debido a que “alguien” a quien ayudé es un malagradecido, es tan fuerte algunas veces que nos daña, que nos enferma si no del cuerpo sí del ánimo. Y entonces perdemos. Perdemos la oportunidad de disfrutar del tránsito en esta vida de juego, de salir de casa en un día de sol y volver la vista hacia esa estrella amorosa que nos sostiene con vida en esta Tierra, sin pedirnos que se lo agradezcamos… sin dejar de salir para nosotros si no lo hacemos. Nos da, porque sí. Porque al darnos, Es.

Que beneficios podemos obtener del Dar por que sí. Seguramente el darnos cuenta de que somos afortunados porque tenemos de sobra eso que damos. Un bien material o inmaterial como podría ser un consejo o una sonrisa.

Si diéramos un consejo con la intención de que se abra el entendimiento en el otro, podríamos consolarnos (si es que no tenemos la grandeza de espíritu para comprenderlo) ante la ingratitud de quien lo recibe, recordando que es probable que alguien nos ayudó a despertar desde dentro de nuestras células -desde nuestro ADN- ese conocimiento que duerme ahí y que alguna vez ha sido manipulado por seres (de esta tierra o de fuera de ella) que deberán entender y comprender que han obrado mal en contra de otros seres divinos (igual a cualquiera de la Creación) o sea nosotros. Si entregamos un bien material, por principio reconoceremos o debemos de, que lo tenemos a nuestra disposición porque lo hemos creado con nuestro deseo en nuestra vida y si podemos prescindir de él para darlo a ese otro que ahora lo necesita, de nuevo que afortunados somos porque vivimos en abundancia, al menos de ese bien que damos.

Conozco poco de religión pero recuerdo un pasaje de la Biblia en la que Jesús de Nazaret comenta que una viuda que ha obsequiado unas monedas ha dado más que todos; obviamente porque tiene menos que la mayoría de ese pasaje bíblico y por otra parte en el análisis del hecho, debe haber sido poseedora de abundancia al poder sentir que podía vivir sin esas monedas que le eran escasas al parecer, que sentido de fe en la plenitud de su vida que sin temor se desprende de algo que podría haber guardado para sí misma en su futuro… Pero seguro que ella creyó que el nuevo día le traería lo necesario para vivir. Difícil para nosotros tener una fe así. Difícil y torpe de nosotros porque ella en su mente en su ser en su espíritu/alma creó las condiciones materiales para volver a adquirir con la misma facilidad que obsequió, esas monedas. Todo está primero en el pensamiento. Ella tenía fe, no esa fe tergiversada por algunas religiones en que debes creer en estatuas o en seres martirizados (o  en darles a ellos –esas Iglesias o cultos- dineros para acrecentar sus enormes fortunas) sino la fe de la conciencia del conocimiento intuitivo de la sabiduría genética de que eres un Creador. La sabiduría que está dentro de cada una de tus células que tienen vida propia. Y, No el Creador, sino uno creado por él y por lo tanto Creador en activo, haciéndose, creándose, en proceso de serlo. Sí, eso somos. Creámoslo y lo veremos!!!