Cierto, la vida se hace en momentos…


Blog escrito por: Laura de Lunne

Enero 1° 2013

TERCER ESCRITO:

Somos la única chispa de luz, con vida propia, avancemos sin temor,

Hasta mañana!


sábado, 15 de diciembre de 2018

Amor, amor, amor



Hoy me he maravillado porque al levantarme esta mañana, primeramente vi que estaba viva y sana, tenía planes para ese día (desde el inicio de la noche cuando recordé alrededor de las 11:00 hrs. p.m.  que había quedado una media pechuga de pollo del que compré  asado en carbón de leña) y era que al levantarme me comería ese pollito con su salsa roja. Pero no solo esta actividad de tanta importancia para mí -que casi me mantiene desvelada- , sino que al asomarme por la ventana del Comedor he visto el mismo naranjo sembrado al frente de la misma; en la enorme maceta el arbolito de moringa, las casa de los vecinos en su lugar con sus aditamentos, y  el mayor asombro fue: que me emocionó esta contemplación. Sí, ya sé, yo también lo pensaría así si yo no fuera yo; a Laura de Lunne definitivamente se le ha zafado ya uno de los tornillos al emocionarse con estas bagatelas…

Pero es una actitud aprendida. He estado leyendo, oyendo videos, acerca de “comprar asombro”. Cuando lo leía me preguntaba ¿Qué significa esto? ¿Dónde se vende el asombro? Sé que era una figura literaria, pero… en fin. Se unió a este conocimiento el de que uno puede y debería programar sus emociones. Que uno siente y ese sentir lo puede convertir en lo que uno quiera, en lo que uno esté o haya estado programando para vivirlo de x manera. Y que esas emociones se convierten en gozo cuando nos asombramos de su existencia, cuando nos decimos “PERO QUE HERMOSA GOTA DE AGUA ESTÁ SUSPENDIDA DEL ALFEIZAR DE MI VENTANA”! Que privilegio tengo de experimentar este mundo, este tiempo, esta existencia.

Y se incrementa mi pensamiento cuando recuerdo que al estar integrada a este entorno, puedo aprender o mejor dicho recordar el conocimiento de cómo beneficiar a mi cuerpo, a mi mente, a mi espíritu con lo que me rodea, para mí sobre todo en estos tiempos, con recibir en mi rostro y en mis ojos cerrados (cuando es mediodía) los rayos ardientes de mi amado sol. Siento como su energía me vitaliza, le dirijo palabras de amor y me corresponde enviándome un rayito amoroso. Independientemente de que sé que los fotones que ahora expele son materia viva. Y en los amaneceres y atardeceres el mirarlo esos segundos progresivos de que nos habla el “Gazing”. Hasta la vista! Nos comunicaremos a través del sol!!!!

P.D. Cuando muestras asombro tus ojos emiten una mirada brillante, se revitalizan, tu cara automáticamente muestra una sonrisa, sus células literalmente juguetean gozosas y se rejuvenecen porque dicen “Ah que bien, estamos vivas y somos felices!

martes, 11 de diciembre de 2018

Tengo nacionalidad terrestre



                                                         Monino, el perrito vecino

Tengo derecho a estar en este mundo; he nacido en él, diríamos que tengo nacionalidad terrestre.  Y cuál es el Porqué de esta declaración? Parce que… Porque mi vecina Fernanda dice de ella misma “yo no soy nadie, no soy importante, solo nací, crecí, me casé,  tengo dos hijos y cuido de mi Familia” Bendita ella, que cuida de una célula de esta sociedad. Cuida. No es algo sin importancia el cuidado de. Hay seres que nacieron y no fueron cuidados y ya no están. Hay Familias que se constituyeron y no hubo un pilar central que sostuviera esa estructura familiar cuidándola y ya no está como tal. Un ser humano de tanta importancia no puede decir lo contrario, como lo ha hecho Fernanda. Y como todos estamos entrelazados viviendo esta existencia, me cuestiono diciéndome ¿Qué importancia tengo en este mundo?

Solo el existir sobreviviendo es toda una tarea y una enorme experiencia; la más fundamental. Si en el continuo de tu tiempo vas dándote cuenta de que realmente estás aquí, en ese lugar en donde vives, creo que pudiera ser un segundo gran momento de una existencia. No pasar por esta experiencia de vivir en la tierra, sin darnos cuenta de que yo soy yo y que todo lo que me rodeo lo vivencio, lo experimento, lo conozco y si es posible, lo entiendo.

Y es cuando empiezas a detenerte a ver como el sol nace o se oculta, como de repente llega ese aire fresco como una bocanada, ese prana, que si lo aprovechas entra en tu sistema y te fortalece, a oír esos trinos de algún pájaro que a través del ruido del tráfico se percibe claramente en las mañanas  y más aún si puedes detenerte unos momentos bajo ese árbol que sirve de sala de concierto y recibes y agradeces la energía que de él se desprende para ti, como ser vivo y amoroso que ha decidido  estar ahí para cuando pases bajo su sombra y su energía.

Y en mi caso, con el privilegio que tengo de que al salir a mi calle para caminar hasta la tiendita de la esquina y encuentro que repentinamente, casi siempre, llega corriendo, saltando, tocando mis piernas al saltar sobre mí y buscar lamer mi mano el perrito vecino que me quiere tanto, y que pese a ser  tan pequeño ayer que pasamos platicando por la acera de regreso a casa, otro can mucho más  grande encerrado tras un barandal empezó a ladrarme, ante lo cual el pequeño se detuvo lo miró fijamente (eso creo) le gruño quieto y el otro can dejó de ladrar.