Hoy lo supe, las abejas tienen mi dirección. Desde
hace dos años viene alguna a visitarme entrando por la puerta de la cocina que da
al patio del naranjo japonés. Seguramente al recolectar la miel de los azahares
les intriga pensar que habrá dentro de la puerta… si afuera hay un naranjo,
dirán, quizás adentro esté algo tan o más jugosamente dulce…
Cuando veo que entra alguna –a hora diferente a la
anterior que venía alrededor de las once de la mañana- como ésta a la 4:15 de la
tarde, rápidamente me salgo del su área de exploración no sin antes poner un
poquito de azúcar en un lado del fregadero con unas gotitas de agua. Espero que
beba de esa miel también.
Estoy feliz al ver a la abejita porque encontré hace
unos días el cuerpo de otra en la ventana de la recámara de Piro que por ahora
está sola, así que nadie vio cuando ella entró y ya no supo salir, sé que creyó
que la tela de alambre que cubre la ventana era una salida al exterior… lo
sentí mucho, de veras.
Hubo otro gran acontecimiento este día, la mariposa
grande color amarillo con negro que vino dos veces antes, llegó de nuevo hoy.
La atrajo mi pensamiento o la pensé porque me avisaba que venía. Lo hizo esta
tarde también y rápidamente abrí la llave de la manguera del patio para que
hubiera agua si ella quería tomar; antes de entrar a casa vi cómo parecía beber
de la punta de una rama alguna cosa, quizás néctar de azahar. Y no vino sola,
una mariposa chica color amarillo tenue vino también, no sé si con ella o coincidieron
aquí o se citaron aquí; Yo lo haría si fuera mariposa porque el patio está
cubierto en sus dos lados por árboles, de uno el limón de la vecina y del otro
los dos naranjos japonés (que uno de ellos, el nuevo, creímos que era limón
colimón) y muchas macetas con árboles y flores.
En esta casa en donde solo vivo yo, por ahora,
vienen con frecuencia varios bichitos, pajarillos, pajarracos y palomas. Casi
les conozco el modo a cada uno. Por ejemplo, la paloma café llega a media
mañana sin sonido alguno y empieza caminar por el patiecito limpio como
buscando algún granito de arroz, yo creo que sabe que no hay ninguno aún, pero
es su forma de decirme “hola dueña de mi papá palomo que ya murió, ya vine a
comer” luego de caminar por el lugar y si no salgo a depositar un montoncito de
arroz se sube a la bardita y me mira,
solo eso. Antier me quedé pensando que me enseña a ser paciente.
Lo que me llama la atención de paloma, a la cual le
digo pollo (en honor al nombre usado
para todas las mascotas queridas, de cualquier especie) es que no ha traído a
otra. No ha pasado la voz. Y eso me recuerda a su papá palomo que cuando le
daba de comer poniendo su bocado en la barda, no comía de él inmediatamente
sino que se pasaba un rato paseando en el techo desde donde observaba a los
pájaros acercarse y a quienes no dejaba comer hasta que llegaba una paloma
pequeña (parecida al actual pollo) a la que dejaba comer un poco y luego se
acercaba a comer también él.
Y las libélulas? Ah! Esa es otra historia para la
próxima semana…
Gracias por esperarme y volver a leerme, mi corazón no percibía nada,
hasta ahora de nuevo que llega tan tranquilo a hacerse presente, pero que bueno
que ya regresó.
Rogelio Benavides Hernández --------@gmail.com 2:33 p. m. (Hace 0 minutos.)
ResponderEliminarTe escribo para decirtes gracias porque me acordéde mi casa de cuando era niño y era fantástico ver las mariposas que en esa vez hace como 40 años había muchos más que las que ven mis nietos ahora; además de que me he salido unos momentos de las noticias de sucesos criminales y catástrofes. Un momento de respirar bien. Gracias Laura
Si esa es la intención, hacer nuestro mundo en ese mundo, saludos!
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