- I -
Las luces claras y rápidas de los relámpagos que pasaban por
el cielo de mi pueblo siempre acompañadas de aquellos sonidos que nos hacían
momentáneamente guardar silencio, expectantes para ver si acaso esa vez
aparecería una centella, esa bola de fuego que al sentirte te seguiría
directamente y seguiría a cuanto ser se moviera hasta quedara apagada, en esta
ocasión me hablaron.
“Ven, vente con nosotros, tu eres uno de los nuestros, tu no
perteneces a ellos” decían aquellos relámpagos.
Yo oía la voz, una voz como la
que conozco de seres humanos pero con un ligero eco. Empecé a caminar mirando
aquella tormenta eléctrica y fui perdiendo la conciencia de saber que era yo,
aquella niñita de 7 años que vivía en aquella casa con su mamá y hermanas y
hermanos.
Repentinamente oí la voz de mamá que me llamaba con voces fuertes
diciéndome que entrara a casa, pues me iba a mojar con la lluvia; volteé a
mirarla y la voz que me llamaba me dijo, no te detengas, camina más hacia
adelante y nosotros te recogeremos. Me quedé inmóvil, alguna parte de mi
recordaba que yo era la hijita de aquella mujer y otra parte de mi decía,
cierto, yo pertenezco a ustedes seres del relámpago.
Reaccioné cuando mamá estaba a un lado mío tomándome de la
manita y diciéndome duramente que entrara a casa, fue entonces cuando volteé a
mirarla y le dije, No, no entraré a casa, me voy con ellos que me llaman desde
el relámpago, ya me he cansado de que tu no entiendes lo que yo te hablo, tu no
quieres aprender a ya no llorar porque papá se fue de casa ni quieres hablar conmigo,
yo siempre estoy sola. Empecé a caminar hacia adelante para que ellos me
recogieran porque no podían hacerlo al frente de mi casa ya que podrían haberla
derrumbado si se acercaban a ella demasiado, según me dijeron.
Entonces sucedió un cambio, mamá volteó hacia el relámpago y
dijo, no se llevarán a mi niña quienquiera que sean ustedes y dirigiéndose
hacia mí me dijo, perdóname Laurita, no volveré a dejarte sola, platicaré
contigo, y no lloraré más, te lo prometo. En ese momento alcé mis ojos y les
dije, tengo que quedarme en esta vida, no puedo abandonarla a ella, los veré un
tiempo más tarde.
La tormenta de relámpagos y truenos sin lluvia cesó y
entramos a casa.
Continuará próximo lunes D.M.
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