Vivimos en el filo de
la navaja de la mentira
En este mundo de sueño
inventamos más irrealidades… a quien beneficia eso?
A los niños que
educamos les mentimos constantemente tanto desde el interior de la familia como
en el exterior a través de la escuela y de la iglesia.
Es cierto acaso que
cada Navidad viene Santa Clós a dejar juguetes a los niños? Pero… porque no a
todos? Porque somos crueles y sostenemos la mentira que hiere el sentimiento de
aquellos que no tienen dinero para ir al Supermercado a comprarle a Santa Clós los
susodichos plásticos con figuras de juguetes que en una oficina de
mercado/mercadeo algunos seres a veces agrios decidieron que figuras y objetos
serían los juguetes que harían que a través del anuncio, los niños pidieran a
Santa Clós.
Que motiva a los padres
a sostener una mentira tan infame y que sangra el sentimiento de todos aquellos
que no reciben juguetes de Santo Clós? La ilusión de los niños, diría alguno… Pero
lo que sea, sostenido en la mentira es un crimen; es pervertir la visión de la
vida real, es conducir a la desilusión de no recibir juguetes de un Santa Clós
para tener que aceptar dicha situación y enseguida aceptar la desilusión/frustración
de un des-amor de Clós. Ahí empieza el desmoronamiento del corazón sentimental
de la salud emocional de los seres humanos. Fácil. Después de esa primera
mordida se batalla menos para ir mintiendo y desilusionando hasta convertir a
esos niños en adultos que miran y dejan pasar las cosas que esos otros que no
creyeron en Santa Cachucho-Clós les hacen aprovechándose de esa formación
crédula y frustrada y de aceptación de lo que venga porque ya están
acostumbrados, los vencieron desde niños y ahora de adultos ya no son un
problema, aguantan vara!!!
Ahí tenemos a la gente
sin esperanza de superación que dice esta vida es muy corta la gozaré con lo
que tenga a la mano antes de que me lo desaparezcan… Es un pensamiento lógico
visto desde su origen de mentira y desilusión. Pero ahora en las manos de
nosotros los que nos damos cuenta está la de cambiar esas historias.
Aceptemos la verdad,
digamos la verdad, intentemos vivir en la verdad, es más hermosa que la mentira
porque la verdad nos da tranquilidad. Cuando ya no tenemos que ocultar, mentir,
ser cómplices de las mentiras, empezamos a ser libres y al serlo encontramos
tranquilidad y paz. Y en este estado de vida cada trino de ese pajarillo, cada
viento fresco en una tarde de verano cada hogar tibio en una noche de invierno
nos hará feliz porque nos podremos dar cuenta de que existen, de que estamos
aquí, de que vivimos y experimentamos aprendiendo este grado escolar y deseando
pasar al siguiente en la maravillosa oportunidad de darnos cuenta, de saber que
sabemos, que nuestro ADN contiene información y es el libro del universo, y para
leerlo y saber, solo saber, porque eso significa saber todo, solo necesitamos
una mañana o tarde bajo la sombra de un árbol o el alfeizar de una ventana en
quietud oyendo el viento y el murmullo del sol y de las estrellas y entonces nuestro
ADN nos dirá todo lo que necesitamos en esos momentos saber para vivir esa
existencia. Para darnos cuenta y encontrar la verdad, porque lo que es, es; e
imposible será pedir al interior de nuestro ser, que es, que nos diga mentiras,
puesto que sería tanto como decirle háblame de la vida pero muerto. Sería una
contradicción pedir saber la verdad desde una posición de estar queriendo vivir
en la mentira, aceptando la mentira.
Creo que no es tan
difícil, creo que es simple como todo lo grande, solo necesitamos decir QUIERO
SABER LA VERDAD de esto o lo otro y entrar en unos momentos de silencio
interior para dejar que nuestro ser interno, nuestra alma, nuestro espíritu o
como quieran llamar a ese hálito o Gran Fuerza que nos sostiene la vida, que
nos de la respuesta. Es cuestión de practicar y ser honestos con nosotros
mismos. El único ser con quien debemos estar en armonía porque al desearlo,
quererlo y buscarlo, lo encontramos. La maravilla de ser y darnos cuenta de que
somos. Y de lo que queremos ser y sostenemos en nuestro pensamiento y en
nuestra alma: ese deseo de ser y trascender. Somos.
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