Cierto, la vida se hace en momentos…


Blog escrito por: Laura de Lunne

Enero 1° 2013

TERCER ESCRITO:

Somos la única chispa de luz, con vida propia, avancemos sin temor,

Hasta mañana!


lunes, 21 de enero de 2013

Algo como Capítulo II: CÓMO VIVÍAMOS EN MI PUEBLO

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Los primeros años de mi infancia están perfumados con el recuerdo de la tierra que olía a barro fresco cuando llovía y las calles se llenaban de charcos por 10 o 15 días lo que traía a ellos la vida de renacuajos y sapitos; era “de conocedores” saber la diferencia entre un sapo y una rana, y el niño que lo sabía iba practicando su estilo de hablar en el futuro así como tenía la oportunidad de ir destacando  su personalidad, porque había quienes explicaban las diferencias entre ambos graciosos animalitos y seguían jugando como si nada y otros que levantaban la nariz para opinar con “sabiduría” y se iban del lugar, con solo un amiguito a quien seleccionaban para ir a jugar aparte del montón. Yo? Generalmente era observadora, solamente.
La tierra rosa que pisaban mis piececitos desnudos cuando mamá me dejaba andar descalza, era un reto en verano porque estaba tan caliente que Benjamín -el niño vecino frente a mi casa- y yo, jugábamos a correr hasta la tienda de la esquina, a ver quién aguantaba el sol absorbido por la tierra y que calentaba nuestros pies. Quisiera andar hoy caminando aquella tierra perfumada a barro fresco y suave como terciopelo.
También recuerdo que oíamos en la radio las peleas de box del Ratón Macías; que esperábamos la llegada del Carretón de la nieve de un solo sabor, hecho en garrafas; que mi hermano mayor  me llevó un juego de yaquis y lo que sucedió después con dicho juguete; recuerdo el entierro de mis muñecos gemelos… y cuando me negaba a sentarme para hacer pipí, porque quería hacerlo igual que los niños, de pie…
Breve historia del Ratón Macías. 41 victorias (25 nocauts, 16 desiciones), 2 perdidas, 0 empates
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Les platicaré hoy la historia del Ratón Macías quien fue ídolo del México en 1955 como campeón mundial de peso gallo. En ese tiempo oíamos las peleas en una radio cuadrada de orillas redondeadas color crema; pocos tenían radio, nosotros teníamos una. Así que la colocaban en la puerta  de la casa sobre una pequeña mesa de madera para que los vecinos y los transeúntes oyeran la pelea si lo deseaban. Era de sentido patrio oír la pelea por el campeonato mundial de un mexicano. Éramos todos peleando por ser campeones.
Me gustaba oír las peleas; entre la narración también escuchaba atentamente las opiniones de los radioescuchas,  vecinos de casa en el pueblo; uno de ellos decía que era un salvajismo hacer pelear a los seres humanos; otro vecino argüía que era una demostración de la fuerza del hombre y una enseñanza para defenderse.
A mí me gustaba ver el aire cristalino que salía de la radio, una energía que se mezclaba con el círculo nuboso de colores que se formaba entre los oyentes; no me interesaba tanto la pelea en sí, sino el espectáculo de la energía bullendo  desde la radio hacia afuera y ahí combinándose con la que se formaba emanada de los oyentes, además de un sentido de libertad porque la familia estaba tan entretenida oyendo la pelea que poco se fijaban en los niños. En esas ocasiones era día de fiesta, porque ponían una extensión con un foco en el porche y la radio colocada en la banqueta y el evento de noche!, y a los niños esos días no nos enviaban a dormir temprano, me imaginaba que así serían los carnavales que había oído contar.
Continuará

lunes, 14 de enero de 2013

EL SEÑOR DEL SOMBRERO. Soy MI propio Juez... III



Había cerrado el capítulo del miedo a los muertos  en una auténtica derrota de mí misma contra mis miedos, pero tengo aún dos o tres historias que contarles…  Algunos muertos están “vivos”, lo sé, y tal vez  quieran o necesiten que se sepa su historia.
El primer muerto o aparecido que recuerdo es el señor del sombrero. Vivíamos en un lindo chalet de ladrillos rojizos de la calle Guerrero -que había pertenecido a uno de tantos otros Ingleses que vinieron al pueblo para  instalar las vías del ferrocarril- con puertas interiores cuya parte superior era de vidrio estampado de pájaros y flores de vivos colores, lo que me parecía un jardín dentro de casa. Había recién cumplido los tres años y me encontraba jugando a un lado de la máquina Singer de coser ropa en donde mi madre hacía alguna costura y platicaba a la vez con alguna amiga o vecina que la visitaba en  las calurosas tardes de sol amarillo.
Me sentaban en un tapete hecho de pedacitos de tela, -sobras de telas que mamá doblaba en triángulos y enseguida los pegaba a una manta formando el tapete-, y  en esas ocasiones pasaba mi tiempo muy entretenida porque platicaba con el señor del sombrero y  gabardina oscura, quien me platicaba cosas que sucedían en otras partes.
Casi siempre por las tardes, veía como súbitamente el señor del sombrero iba apareciendo desde el aire mostrándose poco a poco hasta que lo veía completamente y en uno de aquellos primeros encuentros, en los que me hablaba de comportamientos de la gente, mi madre me envió  a traer un “mandado” a la tiendita de la esquina y me levanté de mi tapete para ir, entonces el señor me dijo, siempre haz alguna cosa que te guste hacer cuando salgas a la calle, para que te formes hábitos y disciplina y así cuando estés grande, puedes hacer lo que te propongas, si sabes cómo hacerlo; igual que es la disciplina en un hábito sencillo, será en uno más complejo. Como cuál? Le pregunté. Me dijo, por ejemplo, siempre anuda el lazo de tu vestido o ponte un cinto en tu vestido, así formarás un hábito que tú puedes controlar ahora. Fui a la tiendita a comprar “leños de dulce de leche” y regresé corriendo, pero el señor del sombrero, duraba siempre poco en sus visitas, decía que no podía sostener mucho rato el tiempo.
La última tarde en que le vi, (solo yo lo miraba y hablaba con él) me estaba enseñando a entender el Inglés porque me habían prestado un cuento de grandes dibujos  escrito en ese idioma, esa vez aprendí dos o tres palabras de las escritas en mi cuento y cuando le dije a mamá dichas palabras, vino el espanto en  ella y en respuesta a sus preguntas sobre quien me había enseñado esas palabras, le platiqué sobre el señor del sombrero, al cual buscaron inmediatamente en toda la casa y alrededores… Seguro me llevó a la Iglesia a “exorcizarme”… no recuerdo bien, solo sé que nunca volví a ver al señor del sombrero hasta la fecha. A mí me gustaría que volviera a contactarme.
Ahora, una persona de mi familia me dice: “Porque escribes sobre tus miedos? Sé que todos tenemos miedos, a muchas cosas, pero casi nunca nadie queremos hablar de ello... “
 Le contesto que precisamente por eso hablo de mis miedos… como dices, todos tenemos miedos y yo platico de los míos, porque creo que hay que darse cuenta de que se tiene miedo, hay que saber a qué se tiene miedo, tomar el miedo en nuestras manos, conocerlo y hasta amarlo y cuando ya suceda esto, ese miedo dejará de ser tal, ya no será más miedo, lo habré conocido, entendido,  comprendido y le habré dado una explicación y un sentimiento en mi vida; como al feroz diablo rojo de la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús, que nos espantaba a todos los niños, y que ahora lo veo como una pintura graciosa...
Mi pariente me comenta de nuevo: “… Respecto a los "miedos " YO los tengo, muchos,  a la oscuridad principalmente, y creo que esto es porque nuestros padres nos asustaban de pequeños para que pudiéramos conciliar el sueño y "apaciguarnos”. Una de mis más fuertes fobias es a los ratones, jamás he podido soportarlos, aaaahhhh como les temo, me da ansias verlos... les digo en broma a mis hijos que quizás en otra vida fui elefante, ya ves cómo les temen a los ratones. No sé hasta cuándo o de qué manera algún día yo supere esos miedos al igual que he ido superando otras cosas y al mismo tiempo aprendiendo de ello también. Sabes ? he comprendido que Dios y la vida nos da lecciones y que si no aprendemos una vez , nos la vuelve a repetir hasta que la aprendamos y podemos dar el siguiente paso ... Por eso estoy tratando de captar las señales y hacer algo por mí y mis semejantes empezando por mi familia. Eso me ha ayudado a crecer como persona, hija, madre, hermana y amiga., y me ha hecho sentir orgullosa de mis raíces”

  









Bravo! le he respondido a mi familiar,  !Pues para eso escribo sobre mis miedos!


martes, 8 de enero de 2013

Yo soy mi propio Juez, Mis Testigos de Cargo y de Descargo II

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Otro gran miedo fue el que tuve a los muertos, a la oscuridad que traía consigo la posibilidad de que los muertos se me aparecieran asustándome. Tenía alrededor de cinco  años cuando supe por primera vez que había espíritus que se aparecían a los vivos, así tuve miedo a los espíritus, que según yo pertenecían a los muertos pero al parecer tenían algún tipo de “más poder”, y en esa escala, estaban también los aparecidos, que eran muertos que sufrían de alguna pena o necesitaban comunicar algo a los vivos a fin de que éstos los ayudaran en esa tarea que ellos habían dejado pendiente de hacer, o que consideraban que debían haber hecho.

Hablaré de ellos, porque quizás necesiten que se les mencione o que se les reivindique ya que realmente algunos no querrían molestar a los vivos y sí necesitaban de ellos, aunque otros como me dijo una vez el Hermano Jorge, un ser espiritual,  “gustan de molestar a los vivos, solo para reírse un poco de ellos”...

En aquellas noches –cuando ya había luz eléctrica en mi pueblo y estaban “alumbradas” las calles con un foco en el poste de la esquina-, los vecinos se sentaban en las banquetas de sus casas, en sus mecedoras tejidas con fibras vegetales o de madera con tejidos de bejuco, a platicar historias de muertos y fantasmas salpicadas con chismes de la muchacha que tenía novio o del señor borracho que dejaba a sus hijos sin comer. A la mayoría de los niños nos interesaba oír las historias de miedo, había un morbo gozoso inexplicable aún para mí del porqué de ése gusto.

A las historias de muertos se unía el pensamiento de que, si hubiéramos caminado toda esa calle en donde nos encontrábamos, llegaríamos al panteón de la ciudad vecina. Recuerdo que ese pensamiento de ir a panteones, muertos y espíritus era parte del folklore del lugar, unido o basado en las enseñanzas de la Iglesia Católica que se impartían en la bella “Capilla del Sagrado Corazón de Jesús” en cuyo altar, a un lado a la derecha,  había un enorme cuadro de Jesús de Nazaret dándole la mano a un individuo que estaba próximo a caer en las llamas del Infierno, en donde se veía claramente el enorme rostro con fauces abiertas y ojos malignos -que antes me asustaba- de un gracioso demonio color rojo intenso.

Tardé varios años en perder ese miedo.



viernes, 4 de enero de 2013

Soy MI propio Juez y mis Testigos de Cargo y de Descargo



Cómo seguir escribiendo sobre mis observaciones a los demás
 o dándoles ideas, misideasparati,
 si no me he observado lo más profundamente posible, a mí misma?

Soy un ser lleno de miedos…
Esta es la historia de mis miedos, y es larga.

 No es posible que la vida me pase tan rápido,  casi no me he dado cuenta de que sí he vivido, he recorrido lugares, he conocido gente pero, ¿Porque veo todo eso como si hubiera sido un sueño?

Soy un ser lleno de miedos, en lucha constante para vencerlos. Mi primer gran miedo que recuerdo fue separarme de dos seres que hablaban conmigo cuando era una bebé y que al cumplir un año de edad, justamente ese día y por un incidente que relataré enseguida, “Ellos” dejaron de hablar conmigo.
Era de día, quizás mediodía y mi hermana Juany me hablaba; me veo en el jardincito interior, casa de mi Madrina Raquel, oigo la voz de mi hermano Carlos, inquieta y revoloteante veo a mi mamá sentada en el quicio de la puerta del segundo cuarto (contando desde la entrada hacia adentro), me gusta el juego de luces y sombras que se recortan en la entrada y como el sol da en sus pies, sé que Madrina Raquel está en su cocina y va de un lado a otro, al individuo que fue su esposo no lo ubico en este momento excepto quizás como un algo diluido y sombrío que quería pasar desapercibido o estaba incómodo con los demás.
Juany me hablaba y me pedía hacer cosas diversas como que me sonriera, y yo reía, me pedía que cerrara los ojitos y yo lo hacía, que señalara quien era mi mamá y yo la señalé con mi manita… para ese momento mi hermana Juany se encontraba en pleno júbilo gritando que la bebé entendía lo que ella hablaba, yo estaba también feliz, enseguida ella me pidió que hiciera algo que recuerdo difícil y lo hice, entonces se desbordó y fue con Mamá para decirle mi hazaña y ésta quietamente dejó a un lado su gancho e hilo con los que tejía y le contestó, “trae a tu hermana aquí, le toca darle de comer”, al oír eso, me indigné, yo no quería ir con esa mujer a beber de sus pechos nada, les pregunté a Ellos qué era lo que pasaba ahí, que porqué yo tenía que ir con esa mujer y porqué Ellos no querían que yo siguiera comunicándome con mi Familia de esa manera que lo hacía, charlando con mi hermana Juany. Entonces me explicaron que los seres humanos a veces al nacer y en otras ocasiones tiempo después, perdíamos la noción de quiénes éramos, y que mi Familia ya no recordaba nada. Me dijeron, que ya era peligroso para mi mundo que yo siguiera hablando con Ellos porque al hacerlo así no me ubicaba yo en el contexto de mi realidad, que ese era el último día que yo tendría conciencia de mí misma como lo que yo era en Totalidad, que debía de ahí en adelante vivir mi vida de bebé e interrelacionarme con la gente para que pudiera aprender a vivir, que estaba yo demasiado en contacto con Ellos y no ubicaba mi realidad, que no me daba cuenta de mí misma ubicada en ese tiempo que estaba viviendo con ésa familia, mi familia, mi nueva familia.
Lloré o algo parecido, suplicándoles que no me dejaran, que permitieran que yo siguiera hablando con Ellos y al mismo tiempo que me ayudaran a darme cuenta de las cosas, de ésa realidad que ahora vivía con esa nueva familia en la cual era yo una bebé; entonces, ante mi petición, me prometieron que no se irían de mi lado pero que los vería menos y que tiempo después, volvería a poder hablar con ellos “cara a cara” como en ese momento.
Sé que todo contacto con Ellos terminó cuando vi a la bebé, que lo depositaban en los brazos de aquella mujer que le decían era su madre y que a la bebé le gustaba tomar su leche. No recuerdo más de esa ocasión.
Continuará.




martes, 1 de enero de 2013

2013... ya es tiempo de perder el miedo, “el miedo es la pequeña muerte”



Primer día del nuevo ciclo 21 de diciembre de 2012 13 maia.svg Maya-Baktun.png 0 maia.svg Maya-Dresden-Katun.png 0 maia.svg Maya-Dresden-Tun.png 0 maia.svg Maya-Dresden-Uinal.png 0 maia.svg Maya-Dresden-Kin.png 13.0.0.0.0 4 Ahau 3 Kankin

Como sucede cuando volvemos a ver a un entrañable amigo/a tras el paso de mucho tiempo… así hoy, que regreso a mi Blog, a nuestro Blog,  les digo:

Que hoy he amanecido con el propósito de buscar en la Internet algo para enviar a todos mis amigos y conocidos. Uno se ha acostumbrado a buscar en Internet, casi todo…
Más luego reflexioné que a mi me gusta más recibir unas cuantas líneas que escriba directamente la persona, que muchos attachments. Así que me doy con mucho gusto a la tarea de poner mi energía amorosa en este escrito dirigido a ustedes.
También he pensado escribirles a mis conocidos, a la manera antigua, en papel y me he dado cuenta que en muchas ocasiones no tenemos ya las direcciones. La Aldea Global se ha hecho lejana y cercana al mismo tiempo.
Otra reflexión que he hecho, es sobre perder el miedo de escribirle a quien no me escribe, a quien no quiera recibir mis emails o a quien no quiera saber de mí; pero he pensado que ahora que tengo más años ya es tiempo de perder el miedo,  “el miedo es la  pequeña muerte”. Esto de perder el miedo, de intentar perder el miedo, me lo ha recordado mi hijo, quien ahora, como es ley de la vida (ya yo lo eduqué de niño), me enseña a mí como vivir mejor.
Y es que a veces uno se aleja de la gente, yo me he alejado de la gente; en mi caso, creo que porque uno va exigiendo más de los demás, de lo que uno da; pero no nos damos cuenta de ello.
Así que aquí estoy, compartiendo mis reflexiones y recordando a tanta gente maravillosa y buena, que me ha enseñado a vivir; tanto con sus dones como con la ausencia de ellos. A todos,  les digo ahora: Gracias y FELIZ AÑO 2013, en el que deseo que tengamos prosperidad espiritual y material.
Cordiales saludos y que la esperanza no muera en nuestros corazones porque con ella y la firmeza de nuestros anhelos, seguiremos en el camino de la trascendencia,  sendero de nuestras realizaciones donde aprendemos sobre la oportunidad de vivir y reflexionar para conocernos mejor y así activar ese centro nuestro, esa chispa de luz que somos y que se mueve con independencia, con autonomía, creando mundos, nuestros mundos individuales y a su vez colectivos,  en nuestro universo.
Estamos en contacto!,  Laura De Lunne/Horacio Oliveira

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