Cierto, la vida se hace en momentos…


Blog escrito por: Laura de Lunne

Enero 1° 2013

TERCER ESCRITO:

Somos la única chispa de luz, con vida propia, avancemos sin temor,

Hasta mañana!


sábado, 19 de noviembre de 2016

El caparazón de Engracia



A veces tengo frío en algunas noches en que se viene el tiempo malo porque mi ventana no tiene un vidrio desde hace dos años, me dijo Engracia quien es una luchadora en contra de la depresión constante. Para intentar animarla y que tuviera ilusión para hacer algo que le divirtiera le dije el clásico ¿Y si un hada madrina le concediera un deseo, que pediría?, diga lo que quiera no importa que le parezca inalcanzable, la insté. Tras un corto silencio reflexivo respondió: irme a Trabajar a los Estados Unidos.

Miremos, Engracia tiene 54 años, madre de 4 hijos mayores y casados, abuela de 7 nietos y actualmente viuda desde hace 7 años. ¿Que le motiva a querer irse a Estados Unidos?

Su día a día es ver en la mañana irse al trabajo a su hijo soltero quien regresa a la casa que rentan algunas veces en la tarde-noche y otras ya avanzada la noche; cuidar de su nieto de 5 años a quien su mamá, hija de Engracia dice que no soporta, los días de vacaciones escolares cuidar a los otros nietos de entre 9 y 11 años para que los papás hagan algún viaje de recreo, al cual la abuela nunca es invitada. Ayudar algún día de la semana como asistente en casa a alguna gente conocida y de manera muy selectiva, pues sus dos hijos varones que no viven en su casa no pueden ayudarle económicamente porque tienen muchos compromisos en sus casas, cómo el segundo de ellos que acaba de cambiar su tv por otra de pantalla panorámica…. Y la hija si le da dinero, aunque solo sea cuando le cuida al hijo… no para ella misma por ser quien es. Bueno, bueno, bueno, pero un día a la semana recorre las calles de alguna colonia con otros amigos predicando sobre sus creencias dentro de una Organización a la cual pertenece. Y los domingos tiene reunión de su Congregación.

Su mayor diversión es ver las antiguas películas de Pedro Infante y similares de la época, en donde dice entre risas –que bueno que ha reído- que el galán de esas películas regularmente es un tipo más viejo que nadie y que lo ponen siempre de galán, le he comentado que era la época de Porfirio Días quien era un hombre viejo casado con una mujer joven y quizás esas películas le daban “cran” -claro que le he explicado lo que quería yo decir con “cran”- pero a pesar de los pesares Engracia entiende cuando le explico ideas o conceptos y de repente tiene algún comentario muy muy lúcido que me sorprende y que me reafirma en la existencia del espíritu que todos tenemos, de que esa sabiduría espiritual nos pertenece y que podemos todos acceder a ella.

¿Cuándo es que Engracia entra en contacto con esa parte lúcida de su cerebro? Luego de estar un rato platicando acerca de algún tema que antes se negaba a discutir u oírme criticar –con modales inmejorables pues su ser es muy sensible- luego de aceptar en su ser interno oírme, creo yo, comenta algo muy íntimo, lo expone, lo coloca en una bandeja sobre la mesa con una inocencia o confianza o abandono que me hace pensar que ha abierto su caparazón (ese que todos llevamos puesto más o menos) y que desde ese momento está renovándose, está analizando sus propias ideas y aceptando o rechazando las que escucha, pero indiscutiblemente que está en momentos de evolución, momentos que logra luego de aceptar lo que lleva dentro, decirlo y analizarlo.

Engracia, una mujer sencilla dirían algunos, yo digo Engracia un ser humano con las mismas grandezas y debilidades que cualquiera y al nivel de cualquiera porque ¿Acaso no es lo mismo para la evolución de nuestro ser recapacitar acerca de la existencia de los agujeros negros en el universo que acerca de su propia comprensión, de sus actitudes y pensamientos? ¿No son éstos los agujeros negros de un ser humano? Quizás. Y es tan válido el análisis de ellos que realizan los científicos como el del universo llamado Engracia.

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