Cierto, la vida se hace en momentos…


Blog escrito por: Laura de Lunne

Enero 1° 2013

TERCER ESCRITO:

Somos la única chispa de luz, con vida propia, avancemos sin temor,

Hasta mañana!


martes, 11 de diciembre de 2018

Tengo nacionalidad terrestre



                                                         Monino, el perrito vecino

Tengo derecho a estar en este mundo; he nacido en él, diríamos que tengo nacionalidad terrestre.  Y cuál es el Porqué de esta declaración? Parce que… Porque mi vecina Fernanda dice de ella misma “yo no soy nadie, no soy importante, solo nací, crecí, me casé,  tengo dos hijos y cuido de mi Familia” Bendita ella, que cuida de una célula de esta sociedad. Cuida. No es algo sin importancia el cuidado de. Hay seres que nacieron y no fueron cuidados y ya no están. Hay Familias que se constituyeron y no hubo un pilar central que sostuviera esa estructura familiar cuidándola y ya no está como tal. Un ser humano de tanta importancia no puede decir lo contrario, como lo ha hecho Fernanda. Y como todos estamos entrelazados viviendo esta existencia, me cuestiono diciéndome ¿Qué importancia tengo en este mundo?

Solo el existir sobreviviendo es toda una tarea y una enorme experiencia; la más fundamental. Si en el continuo de tu tiempo vas dándote cuenta de que realmente estás aquí, en ese lugar en donde vives, creo que pudiera ser un segundo gran momento de una existencia. No pasar por esta experiencia de vivir en la tierra, sin darnos cuenta de que yo soy yo y que todo lo que me rodeo lo vivencio, lo experimento, lo conozco y si es posible, lo entiendo.

Y es cuando empiezas a detenerte a ver como el sol nace o se oculta, como de repente llega ese aire fresco como una bocanada, ese prana, que si lo aprovechas entra en tu sistema y te fortalece, a oír esos trinos de algún pájaro que a través del ruido del tráfico se percibe claramente en las mañanas  y más aún si puedes detenerte unos momentos bajo ese árbol que sirve de sala de concierto y recibes y agradeces la energía que de él se desprende para ti, como ser vivo y amoroso que ha decidido  estar ahí para cuando pases bajo su sombra y su energía.

Y en mi caso, con el privilegio que tengo de que al salir a mi calle para caminar hasta la tiendita de la esquina y encuentro que repentinamente, casi siempre, llega corriendo, saltando, tocando mis piernas al saltar sobre mí y buscar lamer mi mano el perrito vecino que me quiere tanto, y que pese a ser  tan pequeño ayer que pasamos platicando por la acera de regreso a casa, otro can mucho más  grande encerrado tras un barandal empezó a ladrarme, ante lo cual el pequeño se detuvo lo miró fijamente (eso creo) le gruño quieto y el otro can dejó de ladrar.

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