Cierto, la vida se hace en momentos…


Blog escrito por: Laura de Lunne

Enero 1° 2013

TERCER ESCRITO:

Somos la única chispa de luz, con vida propia, avancemos sin temor,

Hasta mañana!


sábado, 2 de marzo de 2013

PAPÁ






Capítulo IV


Papá se fue de casa dos meses antes de que yo naciera.

Creo que cuando uno no tiene padre, busca uno, trata de encontrarlo o al menos, ver como es un padre; yo vi en una ocasión a un padre bueno, el papá de Rita, una noche que se me hizo tarde jugando en su casa vi al papá que se acostó en una cama de las que se ponían afuera de la casa en verano para dormir y a su lado se acostaron los dos hermanitos de Rita, la mamá y luego ella brincó a la cama y se acostó con todos ellos; los vi y me quedé como si viera el nacimiento del niño Jesús con árbol, esferas y luces de colores incluidos… era maravilloso, era un papá con hijos. Repentinamente la madre de ellos me vio y en tono enojoso me dijo, y tú que haces ahí parada? Vete a tu casa, ya es muy tarde; le contesté  que Rita me había dejado quedarme ahí viendo, porque me gustaba ver a un papá con sus hijos, y en ese momento Rita  me decía que me sentara en la orilla de la cama porque el padre iba a platicarles un cuento, pero la madre me sacó de la casa.

Cuando ese papá murió, le llevé todas las flores de jazmín que había en las macetas de mamá, formando un pequeño ramito de 6 o 7 jazmines, pero la madre de Rita, esposa de aquel señor, las quitó de su ataúd en donde yo las había puesto en una pequeña copita de cristal y las tiró al piso, gritando que yo siempre lo había querido… cierto, apenas tenía 12 años y todavía quería a aquella figura de un papá… que no recuerdo ni como se llamaba.

Supe que mi papá fue un buen hombre, pero no sé qué significaba eso para mi madre que era quien me lo decía. Al parecer un buen hombre era aquel que nunca maltrató a su familia, que apoyó en sus estudios a sus hijos, que les proveyó de alimentos –excepto un corto período de tiempo en que los abandonó-, que era caritativo con los más pobres o más necesitados que él mismo.

Yo hubiera querido que fuera a dejarme a la Escuela, que lo hubiera esperado al regreso de su trabajo, que hubiera calentado las tortillas para que cenara, que hubiera ido a la esquina a comprarle una navaja de rasurar Gillette roja o una brillantina Jockey Club y en un momento de poco dinero, una de marca Palmolive incluso.

Pero no fue así, solo lo veía cada dos o tres meses cuando llegaba a casa con “un mosca” (aprendiz) a su lado ayudándole a cargar un “guajolote” vivo y dos redes de ixtle con verduras, futas, quesos y dulces Larin. Esos días que estaba en casa, ésta se miraba diferente. Estaba muy limpia desde la mañana, con mantel en la mesa para Don Tadeo, toalla limpia en el lavamanos y en general se notaba que algo vibraba ahí.

De las cosas que me dijo, que no recuerdo que hayan sido más de diez ocasiones en mi vida, recuerdo la referente a los dulces Larin, comentando que el costo de la bolsita equivalía a la posible compra de 5 bolsitas de dulces baratos, pero que era mejor saborear pocos buenos que muchos malos.

Se contaban cosas buenas de papá, como aquel invierno que regresó a casa sin su chaqueta/Maquinof, porque se la regaló a alguien que encontró en plena helada, durmiendo en la Estación del Ferrocarril en pura camisa.

Lo que me gustaba tanto a mí, era verlo darle cuerda a su reloj reglamentario de ferrocarrilero, siempre a la misma hora cada noche, pues decía que su vida y la de mucha gente dependían de la exactitud de sus relojes que marcaban la entrada y salida de los trenes, evitando así que pudieran chocar.

También me gustaba ver que regularmente miraba una enorme pala de metal, que estaba en casa, y decía que cuando él había sido “pasa-carbón” en la máquina de vapor del ferrocarril, vivió la etapa más dura de su vida y comentaba como debían alimentar el fuego de aquellas locomotoras que les quemaba el rostro al acercare a vaciar el mineral a su caldera y la diferencia después con la máquina diésel. Esa pala y un reloj de oro de bolsillo -reglamentario de los FFCC NdeM- los conservo en mi casa, al día de hoy.

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