Cierto, la vida se hace en momentos…


Blog escrito por: Laura de Lunne

Enero 1° 2013

TERCER ESCRITO:

Somos la única chispa de luz, con vida propia, avancemos sin temor,

Hasta mañana!


lunes, 19 de octubre de 2015

... se nutren de la sangre de sus soldados que envían a morir para lograr sus fines egoístas






Era verano en Muchavista, playa perteneciente a Campello en Alicante España,  época en la que  viajaba en Tram a la Universidad de Alicante ubicada en San Vicente del Raspeig. Tomaba este tren en su andén de Muchavista ubicado a escasos 30 o 50 metros de la orilla del mar Mediterráneo y así continuaba su travesía costeando el mar por un gran tramo dentro del trayecto que recorre hasta llegar a Alicante. 

Me bajaba en San Vicente del Raspeig a cuya Estación llegaba un autobús especial que nos llevaba directamente al campus de la Universitat d'Alacant que es su nombre exacto; el recorrido en el Tram es magnífico, uno se embelesa al ir viendo la mar pues hay tramos de más de 10 minutos continuos o aún más largos en contacto con esta maravillosa vista, a los veleros que atraviesan sus aguas, los surfistas si es que hay algunas buenas olas en la siguiente playa contigua a Muchavista que es la Playa San Juan y a algún barco de mediana envergadura.

Esta era la sensación aquella tarde en que regresaba en el Tram a casa en Muchavista cuando alrededor de 5 o 6 personas subieron a la parte delantera del vagón y de manera normal al principio, se sentaron todos. Entre ellos estaban dos jovencitos de alrededor de 16 años. Una señora mayor de aproximadamente 60 y dos mujeres jóvenes de entre 20 y tantos años. La peculiaridad es que tenían todos ellos un aire de familia, una forma de vestir algo más holgada que  en el caso de las mujeres sus faldas eran amplias y a media pierna de largo, sus cabellos oscuros y algo rizados recogidos de alguna manera; en cuantos a los jovencitos claramente mostraban el aspecto (de lo que decimos los que no sabemos distinguir bien cuando vivimos en España, como era mi caso) de gitanos. 

Habíamos avanzado un poco en el trayecto cuando uno de los jovencitos se levantó de su asiento platicando en voz alta a su amigo quien permanecía sentado (lo cual no se acostumbra en España por lo general). En unos pocos minutos dicho joven seguía hablando alto pero ahora miraba a los pasajeros. Las mujeres que subieron con ellos al mismo tiempo, no lo tomaban en cuenta ni volteaban a verlo.

No pasaron muchos minutos sin que dicho joven mostrara en su mano algo que tenía una funda como de navaja y amagaba al amigo con dicho objeto como jugando, seguía hablando fuerte y ahora hacía comentarios dirigidos a dos jovencitos españoles de alrededor 14 o 15 años que estaban sentados a mi izquierda y que no habían hecho ningún movimiento ni comentario relacionado con dicho pajarraco gritón, sino que iban desde el principio del viaje platicando entre ellos y como estaban a un lado mío –pasillo de por medio- los oía hablar de sus materias de estudio. Sin embargo el pajarraco se dirigía ahora abiertamente a ellos mirándolos, moviendo aquello que portaba en su mano y se veía claramente como la funda de una navaja, de esas que se accionan con resorte.

Y nosotros los pasajeros? Claro, con el alma en vilo. Nadie hablaba ya y todos estábamos tensos esperando lo que el chico iba a hacer o intentar hacer y seguro cada uno de nosotros pensaba de qué manera se iba a defender llegado el caso.

Los estudiantes se pusieron de pie accionando el botón rojo para la parada en la siguiente estación y tuvieron que empezar a caminar rumbo a donde se encontraba el pajarraco porque ahí estaba la puerta de salida. Lo hicieron lentamente y solo hasta la mitad del camino. El pajarraco se envalentonó y una de las mujeres jóvenes le dijo que se sentara ya, entre las risas de la mujer mayor y la otra joven que veían el comportamiento del pájaro de mala cuenta y al parecer les divertía.

Todos estábamos tensos, un señor muy mayor que venía en el Tram se quiso levantar y su acompañante otra persona mayor lo jaló y lo sentó. En eso, un hombre pasó por mi lado y se paró a un lado de los estudiantes, entre ellos y el pajarraco, quien se aquietó, dejó un tanto su actitud pendenciera y dio como un medio paso para atrás rumbo a su asiento; el Tram llegó a la estación se abrió la puerta y rápidamente se bajaron los estudiantes protegidos por el cuerpo de aquel hombre, el pajarraco no dijo ni pío y el hombre sin voltear a ver al pajarraco se regresó a su asiento pasando de nuevo a un lado mío –yo estaba sentada a la orilla del pasillo- en ese momento levanté muy discretamente (el miedo no anda en burro!) el dedo pulgar de mi mano derecha en señal de “bien hecho, bravo!” él primero me miró serio y luego brevemente sonrió al pasar y se bajó a la siguiente estación con una chica.

Cuando el Tram volvió a avanzar el pajarraco, ya a salvo, le hizo señas obscenas por la ventanilla. En ese momento se abrió la puerta de la cabina del conductor y apareció un hombre quien llamó al pajarraco -porque el señor mayor que también se había apeado le dijo lo que pasaba al maquinista- pero dicho personaje le habló por su nombre y también con risas diciéndole que ya no fastidiara. Todos estábamos estupefactos por ese comportamiento tan poco profesional de quien debía protegernos, fue cuando este ayudante de maquinista o algo así, le quitó al jovenzuelo lo que éste traía entre-manos y lo abrió para exhibir así… un peine que aparentaba ser una navaja de resorte y que el cobarde pajarraco utilizó para amedrentarnos.

Que quien era aquel hombre que protegió a los estudiantes? (e indirectamente yo sentía que nos protegía a todos) Solo vi que era un gringo!!! Desde entonces, para mi decir gringo en lo particular ha sido signo de confianza y aplauso. Esos gringos que en cuanto a género/especie me caen mal por sus conflictos bélicos; pero este caso me hizo recordar que una cosa es el pueblo de cada país y otra sus gobernantes y sus cúpulas en el poder económico, ya que estos últimos son seres sanguinarios que se nutren de la sangre de sus soldados que envían a morir para lograr sus  fines egoístas de acaparamiento de riquezas naturales y comercio internacional, prácticas inicuas que no se necesitan explicar porque todos las conocemos.

Gracias gringo, donde quiera que te encuentres!




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