Hoy, sentada bajo mi lámpara de luz blanca, y mirando por mi ventana como la tarde se hace noche dibujando mi sierra _con esa nubecita blanca y leve que siempre tiene arriba de ella_ he estado recordando la frase “Deja que la vida te guíe”…
Pienso que esto significa, “ver, oír” sentir lo que la vida nos dice, que es acatar las leyes de la naturaleza; para dar el tiempo a que las cosas se muevan o acomoden; de ahí la famosa frase de pedir a Dios que nos de entendimiento para saber cuando las cosas podemos moverlas o no.
Pero aquí es donde pienso, que no es que no podamos mover esas “cosas”; solo que es posible que no sea en ese mismo momento, para dar tiempo a que por la naturaleza misma de esas cosas, cumplan ellas mismas con las leyes de su estructura material, anímica, para permitir el movimiento que queremos imprimirle.
También he pensado, que si mi fuerza de “querer mover aquella cosa” contrariando esas leyes, es superior a la naturaleza misma de esas cosas, seguro que las moveré, aunque aparentemente, por sus propias leyes físicas, no pudieran ser movibles…
Y creo que de aquí se extraería la responsabilidad mía; si al hacerlo, al moverlas contrariando sus leyes naturales, el fin que he buscado realizar es superior a esas mismas leyes naturales que las mantenían sin movimiento, o sin el movimiento deseado por mí.
Por eso la frase de que “el fin justifica los medios, no siempre es negativa”… depende de la intención que motive al hombre y de la finalidad que quiere lograr. Si dicha acción tiene una finalidad valiosa y los medios no causan un daño intencional, puede ser solo, que los medios, sean diferentes a lo comúnmente aceptado.
¿Tú que piensas?...
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