Cierto, la vida se hace en momentos…


Blog escrito por: Laura de Lunne

Enero 1° 2013

TERCER ESCRITO:

Somos la única chispa de luz, con vida propia, avancemos sin temor,

Hasta mañana!


jueves, 25 de noviembre de 2010

ARISTÓTELES Y LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD…

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Hola!, me encontraba sin motivación para volver a escribir… porque…

Un amigo bien intencionado, lo sé bien, me comentó que  debía “sugerirme que inicie la elaboración  de un libro académico”;  y que con ello, se cumplirían los anhelos de escribir, que le he comentado; mi amigo… por eso es “amigo”, porque le dice a uno, claramente y de manera directa lo que piensa… y por eso uno aprecia tanto a un verdadero amigo… a ése que se compromete a sí mismo, con sus comentarios para el otro…  y agrega “Que lograría con ello un descanso interior, a sus logros académicos y claro un orgullo sano tanto para usted como para el cúmulo de amistades con que cuenta”.

Ha sido tanta mi reflexión, que dejé de escribir en este Blog. Pero ayer, hablando con Carlos, me comenta, ése Blog eres tú misma, entiende la sugerencia de tu amigo, hecha desde su sinceridad, reconocimiento y afecto por ti, pero tu, te vuelcas desde tu interior en tu Blog, sigue…

Así que nuevamente estoy aquí con ustedes,  tomando una taza de café Córdoba hecho en una infusión de un poco de canela en rama (ó también con un pequeño trozo del aromático clavo) y pensando sobre esa frase de Aristóteles  de que “El objeto de la vida es la felicidad”.

Y si nos preguntamos, pero… que es la felicidad, escucharemos a Aristóteles que nos dice: es la actividad del espíritu que busca encontrar interior  y exteriormente,  la satisfacción que necesita en su vida para sentirse feliz. Interiormente lo logrará con la cultura, con la educación o conocimientos que va adquiriendo, que crearán (estos conocimientos) como consecuencia, a ciudadanos más concientes, y que por ende vivirán mejor en la sociedad en que se encuentren insertos.

También hay quien nos dice, buscando guiarnos en esta nuestra vida que estamos haciendo (y que es nuestra principal obligación: hacer nuestra propia vida) que debemos tener en cuenta, dentro de este contexto de conocimientos (la parte interior según Aristóteles) a la naturaleza misma de las cosas… Así de básico y lógico, que al vivir, debemos tomar en cuenta el lugar en que vivimos, para deambular en su ambiente de la mejor manera, es decir, si hace frío, tomar conciencia de ello y abrigarnos, por ejemplo… “No hay frío decía un amigo Ruso, sino lo que hay, es mal abrigo…”

Finalmente, quiero recordar a MacIntyre (ya casi contemporáneo nuestro, 1929) que nos dice que “la finalidad de lo que el hombre busca hacer, lleva como idea central la visión de que la humanidad como tal, se completa en una visión unitaria”;  por eso, digo que estamos cumpliendo y escribiendo y reescribiendo nuestro destino, que al hacerlo no olvidemos que ni vamos solos, ni podemos ir solos, ni queremos ir solos. Somos esa humanidad que se complementa a si misma, buscando/logrando su trascendencia, su evolución, su búsqueda de su felicidad…

Y en este tema habrá RECETA?, me diría Vicky, pues si, lo intentaré de nuevo:

Convive con tu entorno, porque al darte cuenta en donde estás y como te comportas en tu medio ambiente, con su naturaleza y con el resto de la humanidad, estás creando las mejores posibilidades de vida para tus hijos, y los hijos de tus hijos, y los hijos de tus hijos de tus hijos…. El amor más sagrado que puede existir… bueno, yo soy Madre…

1 comentario:

  1. Me gustaría comentar si aun es posible, después de un tiempo de ausencia...
    Yo aun no soy padre, pero comprendo que el amor más sagrado que puede existir, es compartir con aquellos que uno estima, lo mejor que uno tiene sin esperar nada a cambio y estar completamente presente en esos pequeños pero significativos momentos, para llevarlos de refrigerio como bellos recuerdos en este breve viaje que tenemos de vida.
    Quisiera aquí compartir, lo que a mí me sucedió una vez...
    Por experiencia, se que, podría decir equivocadamente..."hace algunos años, por casualidad encontré esa filosofal roca de la que tanto se habla; la felicidad”.
    ...Sucedió hace algunos años, que después de una decepción, me aventure en un viaje largo, solitario y cansado, tan solo para ver si la encontraba u olvidarla… lo que sucediera primero.
    Viaje ligero, pues al hombro solo llevaba un poco de equipaje, agua, pan, queso, algo de carencia y total incertidumbre, como compañero invite al silencio quien al final resulto ser bastante comprensivo... y si me lo preguntara, si..., aun hoy, sigue siendo un buen compañero en este, mi viaje…
    Mi camino me llevo a la Sierra Tarahumara, en la época más fría del año, igual que como lo mencione en un principio…, también podría decir equivocadamente que pase noches muy frías y oscuras, pero como lo dijo el ruso... “no había frio, si no que, no había buen abrigo”.
    Me di cuenta entonces en esas largas noches, que no me encontraba tan solo como yo pensaba, pues había un gran vacio y eso ya era mucho únicamente para mi, así que le permití entrar a una insistente dama que tiene lo suyo, claro, después de una breve "ojeada".
    Ella llego sin invitación tocando a mi puerta, parecía haberme seguido como cautivada por mí, desde el principio de mi viaje... soledad, es su nombre, o bueno… así le dicen los que la conocen..., fue así que entonces, decidí abrirle la puerta y sin negarse, tuve oportunidad de pasar algunas noches con ella y sostener en silencio largas conversaciones , casi hasta el amanecer... y mientras más días conversaba con ella, mejor parecía sentirme... después de un tiempo, me di cuenta que no era ella, si no que era yo... algo cambiaba en mi... con ella había compartido un poco de mi carencia y era feliz!! ... no lo comprendía... ¿qué pasaba conmigo? ¡La soledad, no es tan atractiva! después de todo... ¿a quién en sus 5 sentidos podría gustarle?...
    Uno de esos callados días, muy temprano, sin esperar al sol y sin despedirme, de mi soledad decidí seguir mi camino.
    Fue entonces que esa mañana, sentado en las afueras de un pueblo, esperando un "aventón", me encontré con un niño que parecía Tarahumara, no hablaba castellano y como yo, entonces tampoco decía nada... tomo lugar cerca de mí y solo observaba, saque de mi mochila un viejo pedazo de pan ya algo rancio, que conserve con un poco de mantequilla, lo partí y lo comimos juntos, sin hablar... entonces, antes de poder terminar, seguí adelante y al despedirnos rápidamente solo nos regalamos una sonrisa, ¡los dos éramos felices!
    Ese día mientras viajaba al siguiente pueblo, pensé mucho en aquel pequeño gran suceso que acababa de ocurrir, me sentía lleno de alegría, entonces sin darme cuenta comencé a sentir el aire fresco de la montaña, escuche las aves y aun recuerdo el aroma de los pinos... era hermoso como se filtraba la luz entre las copas de los arboles, cerré mis ojos y sentí el calor de esa luz que se filtraba en mi rostro... ¡fue entonces que sucedió! Comprendí que no necesitaba ir tan lejos para haberme encontrado a mi mismo... no estaba solo, nunca lo estuve, ese viejo pan, lo había compartido conmigo mismo...era feliz, ¡soy feliz!
    Lo que quiero compartir aquí es que…. como lo dije desde un principio..., equivocadamente podría haber dicho, que hace algunos años, por casualidad encontré mi felicidad.

    Con cariño M.G.S.R.

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